Barroso avisa que si Escocia o Cataluña se independizan empezarían de cero en la UE

El Mundo 11/12/12

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, declaró ayer que si «una parte de un país quiere ser independiente» deberá solicitar su ingreso en la UE como un nuevo Estado. Respondía en la BBC a una pregunta sobre Escocia, pero añadió una velada referencia a Cataluña.
El jefe del Ejecutivo de la UE respondió en términos genéricos y dijo que no se refería a ningún «caso específico», con lo que pareció señalar a Cataluña y a otros territorios europeos con ambiciones independentistas.

«Mire, yo no hago comentarios sobre situaciones específicas de los estados miembros», precisó Barroso, y agregó: «Respeto mucho lo que considero su derecho soberano a decidir sobre su propia organización». 

Barroso destacó, sin embargo, que la doctrina de la UE «está clara en términos legales desde el 2004» y, justo a continuación, entró en detalles: «Si una parte de un país, y no me refiero a ninguno en específico, quiere convertirse en un Estado independiente, por supuesto que tendrá que pedir su ingreso como Estado independiente y de acuerdo con las reglas. Parece obvio».
El presidente de la Comisión Europea descartó implícitamente la posibilidad de una negociación privilegiada y «desde dentro» de cualquier nuevo país escindido de un Estado miembro: «Para los propósitos de la Unión Europea, y a efectos legales, estamos ciertamente ante un nuevo Estado. Somos una unión de estados, y si hay un nuevo Estado, por supuesto deberá solicitar su ingreso como tal y negociar las condiciones con otros estados miembros».
Las declaraciones de Barroso se producen cuatro días después de que trascendiera el contenido de una carta de la Comisión Europea dirigida a la Cámara de los Lores, en la que se especifica que la independencia relegaría a Escocia a la categoría de «tercer país», un término técnico con el que denomina a los estados fuera de la UE que necesitan solicitar el ingreso para incorporarse a la organización integrada por 27 países.
Según adelantó el diario The Scotsman, la carta en cuestión determina textualmente: «Si un territorio de un Estado miembro deja de ser parte de ese Estado miembro porque ha alcanzado la independencia, los tratados [de la UE] dejarán de ser aplicables a ese territorio».
En la información que adelantaba la postura de la Comisión Europea, The Scotsman se hacía precisamente eco de la posición anticipada por el Gobierno español -«que se opone a los movimientos separatistas en Cataluña y en el País Vasco»- contraria al «ingreso directo» de una Escocia independiente en la UE.
El diario escocés recordó también puntualmente las declaraciones del ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, advirtiendo durante una intervención en el Congreso de que Escocia «debería volver a ponerse al final de la cola» en el caso de que optara por la secesión del Reino Unido.
Las declaraciones de José Manuel Durão Barroso, confirmando oficialmente el contenido de la carta, se interpretaron ayer en el Reino Unido como un varapalo al primer ministro escocés, Alex Salmond, que argumenta que Escocia podrá renegociar «desde dentro» su pertenencia a la Unión Europea si vence el sí en el referéndum de independencia de 2014.
El líder del Partido Nacionalista Escocés se ha apoyado precisamente en la idea de una Escocia separada del Reino Unido -pero integrada en la Unión Europea- como una de las principales bazas de su campaña, combatiendo así el cliché de un nacionalismo aislacionista.El primer ministro británico, David Cameron, celebró ayer por su parte las declaraciones de Barroso como «muy significativas», dentro del debate abierto sobre la independencia de Escocia. «No soy un experto en temas legales», advirtió Cameron, «pero me parece que si abandonas el Reino Unido, vas a tener que resolicitar el ingreso».
Con cierta sorna, Cameron rebatió los argumentos a favor de la renegociación «desde dentro», alegando que lo que pretendía Alex Salmond era «conservar su pastel y comérselo».
La viceprimera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, salió ayer al paso de los comentarios de Barroso alegando que las conversaciones entre Edimburgo y Bruselas sobre qué ocurriría después del referéndum están aún en una fase incipiente.
«Nosotros siempre dijimos que habría negociaciones», reconoció Sturgeon. «Con lo que no estamos de acuerdo es con el hecho de que una Escocia independiente tenga que renegociar su pertenencia. No hay ninguna disposición legal que hable de la exclusión de una parte del territorio o de la negación de la ciudadanía europea a un pueblo de un país que ha sido miembro de la Unión Europea durante 40 años».
«En el periodo inmediatamente posterior a un sí a la independencia, Escocia sería todavía parte del Reino Unido y desde esta posición debería negociar», agregó Sturgeon. «Ninguna persona seria puede poner en duda el interés de la UE de mantener a Escocia como miembro, dados sus enormes recursos naturales en energía y su aportación en otros aspectos que la convierten en un valioso socio europeo».