Juan Carlos Viloria-El Correo

  • Humillada y subestimada por los dirigentes de Sumar cuando lanzaron plataforma con Yolanda Díaz a la cabeza para captar todo el voto posible a la izquierda del sanchismo, sostuvo a duras penas las siglas de Podemos

Sus cinco diputados, se han convertido en un factor de desestabilización permanente para el PSOE y Sumar. Ione Belarra, secretaria general de Podemos, se ha convertido en la piedra en el zapato de Sánchez. Y de Yolanda Díaz. También acaba de frustrar un acuerdo de Podemos en el País Vasco con el PSOE y el PNV para aprobar una reforma fiscal que habría dejado al gobierno de coalición vasco con las manos libres para recaudar y a su formación vasca, en horas bajas, con un plus de protagonismo muy necesario para sobrevivir. Esa ha sido una colleja a Sánchez en el pescuezo de los socialistas vascos. Pero la auténtica zancadilla que puede poner en solfa lo que queda de legislatura, es su oposición frontal a dos proyectos esenciales para Sánchez: el acuerdo de competencias migratorias a Junts y el aumento de gastos en Defensa.

Humillada y subestimada por los dirigentes de Sumar cuando lanzaron plataforma con Yolanda Díaz a la cabeza para captar todo el voto posible a la izquierda del sanchismo, Belarra, sostuvo a duras penas las siglas de Podemos que amenazaban ruina. Salvó los muebles con cinco diputados, ahora cuatro, pero las heridas de la batalla quedaron en carne viva. El veto de Yolanda a Irene Montero y el menosprecio a la sigla originaria de todo elmovimiento, no tardaron en provocar la ruptura y el paso de Belarra y sus camaradas al grupo mixto. No está claro si Ione se ha emancipado de la tutela de Pablo Iglesias o, el fundador de Podemos, maneja los hilos. En todo caso, el grupo de cinco diputados podemitas, se ha convertido en un factor de desestabilización permanente para el PSOE y Sumar. El hecho es que mientras declina la figura de Yolanda, progresa la de Belarra. Y, cada día, ofrece un titular.

Ya lo dijo Oscar Wilde: « Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti». Con solo cinco diputados, Belarra ocupa portadas. Un día el juez García Castellón le pide 20.000 euros por llamarle prevaricador. Otra tarde, para regocijo del Congreso, le espeta a Rajoy que su sentido del humor es sospechoso porque los gallegos no lo tienen. Y ya, con menos gracia, intenta sortear el affaire Monedero y sus atosigamientos carnales, mirando para otro lado y llevando la contraria a toda la doctrina podemita sobre abusos sexuales y protección a las víctimas. Se relamían en Podemos cuando saltó el caso Errejón pero lo de Monedero frenará su ascensión. La táctica de Belarra, clavada al estilo Iglesias, es la huida hacia adelante. Nada mejor que pedir que España salga de la OTAN y que se cierren las bases americanas de Rota y Morón, para barrer la suciedad bajo la alfombra. Belarra es como una tardo-universitaria que piensa que del Congreso es una asamblea de Facultad, pero ha demostrado capacidad de supervivencia y colmillo para mortificar a Sánchez y Yolanda. Y todavía no ha dicho la última palabra.