- Entristece ver al feminismo, el movimiento que más derechos y libertades ha logrado conquistar en todos estos años de democracia, quebrado y abochornado por una decisión que nunca se debió tomar
Tuvo que llegar Podemos al Gobierno para que nuestra sociedad entrase en un escenario posdistópico. Nunca creí que veríamos a una representante que se autodenomina progresista y feminista adoctrinando a las mujeres sobre la forma correcta de tener placer, moralizando el sexo, imponiendo mandamientos sobre la intimidad. Sin embargo, hemos llegado a ese punto, a ese nivel de degradación política y de agresión a la libertad. ¿Qué será lo próximo?
Lo inminente es un 8 de marzo teñido de espanto y desgraciadamente dividido. Entristece ver al feminismo, el movimiento que más derechos y libertades ha logrado conquistar en todos estos años de democracia, quebrado y abochornado por una decisión que nunca se debió tomar.
Primero, dijo Sánchez que no dormiría tranquilo con Podemos en el Gobierno. Después, les regaló el Ministerio de Igualdad. Ahora son los delincuentes sexuales los que duermen a pierna suelta, no pocos fuera de la trena. Más de 70, un autobús lleno de agresores abriendo sus puertas en nuestras calles. Y creciendo.
Aquel regalo, que tan caro nos está saliendo, refleja la verdad constante de sus nueve años de secretario general. Desconoce el significado de las siglas que está liderando, no las entiende. El partido de los obreros no debió entregar el Ministerio de Trabajo y la formación más afín al feminismo no debió conceder el Ministerio de Igualdad. Pero le dio igual y todos y todas callaron sometidos por un simulacro de miedo que hoy les tendría que avergonzar.
Miedo verdadero es lo que ahora sienten las víctimas que están siendo revictimizadas y olvidadas, castigadas por la soberbia y por la necedad. Las víctimas presentes y las que vendrán, porque aquí no habrá enmienda al desastre de la ley del solo sí es sí hasta la campaña electoral.
Hasta ese punto posdistópico hemos llegado: el poder político no corrige su equivocación para mantener la tensión electoral y recoger el rencor y la división en las urnas. El populismo era esto: la fusión del error con el horror convertida en celebración. Bienvenidas al 8-M, compañeras.
Compañeras del comunismo cuqui, del rollito queer ideal. Falofobia en tiempos de guerra y de pospandemia, de inflación y de prostíbulos para trapichear. Bienvenida Pam, candidata a directora general de la policía de las intimidades si este Gobierno consigue renovar.
Bienvenido tu Instagram con la foto del Satisfyer en el carro del supermercado y el mensaje “esta máquina mata fascistas”. Me ha hecho gracia. Pero a lo mejor se ríen menos los familiares de los fallecidos en la Guerra Civil que tanto habéis explotado y que ahora también banalizáis.
A mí, como si dais la orden de venderlos en el Valle de los Caídos, estas cosas no me preocupan. Sí te confieso que me ha inquietado más el cartel del PCE con los mochos para el 8-M, sensibilidad a flor de piel, ¿verdad? ¿Protestaste allí? Tengo interés en saber si, además de levantar las escobas y los juguetes sexuales, tenéis tiempo para dedicaros a levantar los salarios de los mujeres y dejar atrás la brecha salarial. Eso ya sí me importa bastante más.
Bienvenida, ministra, a la manifestación más pequeña, porque es el resultado de tu pulsión divisiva, el símbolo más visible de tu fracaso
Bienvenida, Irene Montero, al feminismo postizo y posdistópico que has construido a tu medida. Una concentración sectaria para enfrentarse más a nuestras abuelas y madres que levantaron derechos que al machismo que pone obstáculos y tú rearmas, por obviar la causa fundacional de la discriminación. Nacer mujer es tenerlo más difícil desde el minuto uno, no es algo que se elige, es mucho más que un sentimiento.
Bienvenida, ministra, a la manifestación más pequeña de todas, porque este es el resultado de tu pulsión divisiva, el símbolo más visible de tu fracaso. No una manifestación en Madrid, sino 30. Máxima común divisora.
Perteneces al partido que defraudó a la mayor esperanza que se levantó en la España del siglo XXI, tras haberte convertido en todo lo que el 15-M denunció. Si pudieses verte en el espejo del tiempo, tú misma te llamarías casta que se disfraza de pueblo para ir a los mítines.
Y perteneces al Gobierno que, por tu culpa y además a sabiendas, porque había mil advertencias desde todos sitios, ha acabado asestando al feminismo el mayor golpe que ha sufrido el feminismo en la historia de nuestra democracia. Ese será tu legado.
Celébralo. Celébralo fuerte, tanto como si esta fuese la última vez. Celébralo porque, si queda algo de justicia en este mundo, este tendría que ser el último 8-M contigo como ministra de Igualdad.
Diviértete tanto como puedas, claro que sí. Pero, por favor, no des lecciones a nadie de dignidad, libertad y emancipación. Ahórranoslo, porque si hay alguien que nunca le levantó la voz al líder del machismo tóxico de la izquierda, esa persona eres tú.
Si buscas la superioridad moral que perdiste, está en objetivos perdidos, junto a la comisión de investigación que tu partido está bloqueando.
Bienvenida, Belarra, también tú resultas ejemplar en lo de ser coherente selectivamente. Ahora que tu papel es más agresivo y deben ser más hirientes tus palabras, es un misterio si te duele o no te duele ese silencio tuyo. Si te da igual callar frente a la corrupción de cocaína y prostitución a cambio de mantenerte en el poder, como estás haciendo, nada más que por unos meses más. Si buscas la superioridad moral que perdiste, está en objetivos perdidos, junto a la comisión de investigación que tu partido está bloqueando.
Bienvenida, finalmente, Yolanda Díaz, porque por un día no bastará con ser equidistante y evitar los errores mientras las demás no paran de equivocarse. Tendrás que elegir, aunque a lo mejor esta vez tampoco y así todo. En realidad, da igual, estás a otra cosa.
Lo importante, lo que creo que debemos tener en cuenta en medio de tanta división, es que al menos hay algo a lo que agarrarse. Queda la esperanza de que el feminismo toque fondo en este 8 de marzo. La posibilidad necesaria de que abra una nueva etapa con mayor capacidad de suma una vez que Podemos haya desaparecido de nuestro mapa de partidos. Acabar con la discriminación real, material, de la mitad de la población es una tarea inaplazable. Así que cuanto antes pasemos la página de esta desgracia, mejor.