Iñaki Ezkerra-El Correo

  • En momentos de cerco a un partido en el poder brillan personajes impagables

Hay momentos singulares en la deriva política de un país en los que empieza a brillar una colección de personajes impagables de un colorismo estridente y rocambolesco. Suele ocurrir en los momentos de cerco a un partido en el poder. El felipismo nos regaló a Roldán. Aquel aznarismo en diferido que fue la primera etapa del marianismo nos obsequió con ‘El Bigotes’ y el cura que se coló con un pistolón en la casa de Bárcenas para robar un ‘pendrive’. El sanchismo, que nos ha traído hace unas semanas a la peña de Ábalos y Begoña, ahora nos trae a Montserrat Gusano, esa buena mujer que cobra del erario público por piropear a Sánchez desde una cuenta de Twitter bajo el alias de Mr. Handsome. Los detalles de su fichaje nos llevan a inquietantes conclusiones. Si el departamento de Comunicación del PSOE descubrió su talento de pelotillera en las redes sociales, resulta inevitable deducir que el huésped de La Moncloa cuenta con una máquina demiúrgica volcada en la ridícula tarea de detectar a todo tiralevitas que asoma por el horizonte.

No. Aquí no solo cabe fijarse en la ciudadana Gusano, sino en Maritcha Ruiz, la ex directora de esa agitprop sanchista que la fichó en 2021 y que tenía como misión en la Tierra la caza de talentos en el arte de dar jabón al jefe. Maritcha acabó con la tierna figura del pelota desinteresado y anónimo. Convirtió lo que hasta entonces era un ‘hobby’ en un oficio bien remunerado. El siguiente paso de este Gobierno será crear un máster, un doctorado, una cátedra en piropeísmo. Maritcha, sí, metió en nómina de funcionario al tipo misterioso que le enviaba flores por primavera a la protagonista de la canción de Cecilia. Lo que da miedo de ese orwelliano despliegue de energías gubernamentales en localizar al menesteroso que te piropea a diestro y siniestro es la posibilidad de que tenga un reverso en la busca y captura de quien te pone a caldo. Y luego está la patología narcisista del destinatario de esas flores subvencionadas. Está el propio Sr. Guapo, que ha ido más lejos que la bruja de Blancanieves en sus consultas al espejito mágico. Al vanidoso normal, vulgar y corriente le gusta pensar que los halagos que recibe son sinceros y que se los merece. A Sánchez eso le da igual. Hay en ese pago ciego a los jaboneros servicios prestados un desdén implícito a la pobre Gusano, que también tiene su corazoncito.

Nueve mil piropos dicen que le ha dedicado a nuestro hombre del traje lavanda esa funcionaria de la coba, esa destajista del aplauso, esa estajanovista del incienso. Hemos pillado a una, pero la pregunta es obvia: ¿cuántas Gusanos habrá en las redes sociales a sueldo del Estado? Bienvenido, Mr. Handsome, a esta España de los espejos cóncavos del esperpento valleinclanesco.