Bildu, a por el beneficio empresarial

La coalición Bildu se ha convertido en la primera fuerza política de Guipúzcoa y está en disposición de hacerse con la alcaldía de San Sebastián y con la makila en la Diputación Foral, si su candidato, Martín Garitano, logra apoyos para superar la investidura.

Desde la misma noche del 22-M la incertidumbre sobre las consecuencias que podría tener ese hecho, ha centrado gran parte de los discursos y debates de partidos y empresarios. Mayoritariamente desconcertados, desconfían de las políticas que Bildu pueda adoptar en relación a los proyectos estratégicos en los que está inmersa la comunidad, la provincia y la capital guipuzcoana, pero, sobre todo, temen las reformas que sus dirigentes podrían acometer en materia fiscal, de promoción industrial y del empleo.

En una de las primeras declaraciones que hizo Garitano tras conocerse los resultados, precisó que «nuestra propuesta tiene dos pilares: la reforma fiscal y el derecho a decidir del pueblo vasco».

El lehendakari aprovechó el jueves pasado la Asamblea general de la patronal guipuzcoana, Adegi, para rechazar la posibilidad de que algunos proyectos sufran retrasos. También se sumó a la petición de los empresarios de que, gobierne quien gobierne, el marco fiscal permanezca estable, en una comunidad en la que la competencia tributaria está en las diputaciones y un desajuste sustancial en un impuesto, en una provincia, puede crear unas distorsiones considerables debido a las deficiencias de la Ley de Aportaciones.

POLÍTICA FISCAL Más centralistas
El programa de Bildu comienza especificando que «mientras la competencia sobre fiscalidad no se traslade a un Parlamento vasco elegido democráticamente» esta seguirá en manos de unas Junta Generales que en las «últimas legislaturas han bajado impuestos a quienes más tienen y a los empresarios o rentistas que más ganan». En términos generales la coalición plantea apretar las tuercas a las rentas más altas a través de los impuestos directos y rebajar al mínimo las «tasas, los precios públicos y los impuestos indirectos», como el IVA y los especiales. Lo definen como una fiscalidad que «avance hacia la consecución de objetivos de naturaleza social». Su principal objetivo son los beneficios empresariales.

IMPUESTO DE SOCIEDADES Elevar los tipos
En el impuesto que grava los beneficios empresariales Bildu quiere una auténtica revolución. Sus propuestas modifican sustancialmente el panorama provincial dejando a Guipúzcoa en una situación tributaria totalmente diferente de la de Vizcaya y Álava.

Mientras que las diputaciones han ido bajando el tipo del Impuesto de Sociedades del 30% del resto de España al 28% en Euskadi y del 25% en territorio común al 24% en pymes, Bildu propone acercarlo a los tramos de las rentas altas del IRPF. «Acercaremos los tipos del Impuesto de Sociedades a los del IRPF, en particular los de aquellas personas jurídicas de objeto especulativo», citan en el programa, aunque sin especificar si están pensando en equipararlo al tipo máximo, que es del 45%.

Además, van a eliminar las deducciones no técnicas para que las empresas con beneficios aporten más a la sociedad y los regímenes «privilegiados» para empresas y sociedades, tales como Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario (SOCIMIS), que «son fuente de fraude».

Es cierto que las deducciones en Euskadi benefician doblemente a las empresas vascas. El gasto fiscal, que mide la cantidad de dinero que se deja de recaudar por exenciones, deducciones y otros descuentos, es en Euskadi diez puntos superior al resto de España. Sólo con equiparar el tipo y corregir ese desfase, los empresarios lo van a notar en sus cuentas. Pero además, Bildu quiere subir el tipo impositivo a las entidades financieras, eliminar el régimen de sociedades patrimoniales, y aplicar el tipo general de Sociedades a las instituciones de inversión colectiva como Fondos y Planes de Pensiones.

IRPF Rentas altas
Bildu no precisa hasta dónde va a llegar a la hora de hacer «más progresivo» el IRPF ni dice qué tipo aplicará a las rentas altas, limitándose a apuntar que elevará la presión a esos tramos.Bildu cita de forma genérica que «abogamos por garantizar la progresividad y equidad del IRPF, incrementando la presión fiscal en los tramos superiores». Luego precisa que eliminarán el tratamiento «excepcional y privilegiado» que disfrutan en el IRPF las rentas de capital, los incrementos patrimoniales y las actividades económicas. «Todas las rentas con independencia de su origen recibirán el mismo trato y la suma de todas ellas estará sujeta a la escala de gravamen progresiva».

De hecho esta última vía se parece algo al espíritu de la reforma que propone el Consejo de Sabios que asesora al lehendakari, aunque formulado en genérico, y sin precisar los tipos, las diferencias entre una y otra formulación puede ser abismal.

Lo cierto es que la tributación de las rentas de capital es del 18%, mientras que las del trabajo están escaladas y el tope casi le triplica. Dos personas con unos ingresos brutos de 50.000 euros, uno trabajador de una empresa, y el otro por ejemplo un jugador de bolsa, tributarían, diferente. El primero acaba con unas rentenciones de en torno al 24% o 26% mientras que al especulativo sólo le retienen el 18%.

Además Bildu va a eliminar las deducciones por aportaciones a los planes de pensiones, y la deducción por compra de vivienda y sus dirigentes quieren analizar «las consecuencias de la tributación conjunta».

La retirada de las dos primeras, la principal causa de la reduccción de la recaudación por IRPF, ya estaba en el debate de la próxima reforma fiscal.

También van a darle una vuelta al régimen de rentas obtenidas en el extranjero para eliminar los casos de elusión fiscal y «revisarán» la posibilidad de compensar las ganancias por rentas de trabajo y las pérdidas por actividades económicas por más de dos ejercicios económicos.

PATRIMONIO Recuperar el impuesto
En este impuesto el lio está servido si, como dicen en su programa, lo recuperan. La Ley de Aportaciones no entiende de diferencias entre provincias y aunque en Vizcaya y Álava no se recaude, tendrán que compensar a Guipúzcoa por meter más dinero al fondo común. Bildu recuperará el impuesto porque cree regresivo eximir de su pago a los grandes patrimonios.

IVA Bajar los indirectos
La coalición explica que la eliminación de Patrimonio ha provocado, además, la subida del IVA, como una manera de compensar la recaudación -reforma de julio pasado-. «Revocaremos esa subida», dicen. El IVA es cualquier cosa menos progresivo. No discrimina, lo paga todo el que consume. Bildu establecerá un tipo de IVA más alto para gravar la compra de bienes y servicios «de lujo y suntuarios». No definen sin embargo el lujo.

AYUDAS A EMPRESAS Reembolsables
El caso de las empresas que después de recibir cuantiosas ayudas públicas para reflotarlas y después, o bien se deslocalizan o son vendidas íntegramente está a la orden del día. La última Guascor. Bildu, aunque sigue sin precisar y se limita a dar pindeladas generales, explica que «no podrán ser objeto de subvención las entidades que no condicionen expresamente el reparto de dividendo a la devolución íntegra de las subvenciones reintegrables recibidas».

Además subraya en su programa que para evitar deslocalizaciones cualquier subvención que se aporte a una sociedad empresarial deberá tener la calificación de reembolsable, y devolverla, actualizada con el IPC, si la empresa decidiera a abandonar el País Vasco.

PROYECTOS Vertiente fiscal
El impacto de la irrupción de Bildu que más preocupa en el resto de las instituciones y entre los empresarios es el fiscal y todas sus implicaciones en las políticas públicas a través de los órganos como el de Coordinación Tributaria, o en el Consejo Vasco de Finanzas. De igual manera genera incertidumbre las trabas que una tributación diferente puede suponer para la futura fusión fría de las Cajas.

Aunque Bildu no va a poder bloquear definitivamente ese proyecto, ni el del Puerto Exterior de Pasajes o el Tren de Alta Velocidad, sí podría retrasarlos sobre todo desde los ayuntamientos, al dilatar, como ya sucede ahora con algunos que controla la izquierda abertzale y por los que pasa el TAV, la ejecución de las obras mediante retrasos en la concesión de permisos.

El Gobierno está preocupado por el hipotético coste de esos retrasos en algunas de esas obras de infraestructuras, sobre todo, por la coyuntura de crisis.

El peligro de la desarmonización
El 12 de febrero del pasado año los diputados generales de Vizcaya y Guipúzcoa, ambos del PNV estuvieron a punto de tirarse los trastos a la cabeza en el Consejo Vasco de Finanzas.

El ejercicio de 2009 fue el último año que Guipúzcoa recaudó por el Impuesto de Patrimonio -ahora Bildu quiere recuperarlo- mientras que Vizcaya y Álava ya lo habían eliminado. Sin embargo, el hecho de que las Diputaciones de Vizcaya y de Álava no recauden ese impuesto no les eximía de aportar dinero al sistema general y Vizcaya y Guipúzcoa se enfadaron por cómo compensar eso.

Ese es el problema de la desarmonización fiscal en el entramado que regula la Ley de Aportaciones. El sistema establece que el 70% de lo recaudado por cada impuesto vaya al Gobierno para financiar su presupuesto. Pero también establece cómo se construye ese 70% y fija que el 50% de ese 70% lo aporta Vizcaya, el 33% Guipúzcoa y el 17% restante, Álava.

La Ley de Aportaciones, el pulmón de las finanzas públicas vascas que regula el flujo económico entre las instituciones forales y comunes, es incompatible con las desarmonizaciones fiscales. No hay ninguna previsión para el caso de que alguna de ellas decida tomar, desde su competencia exclusiva, un camino independiente de las otras dos. Bildu puede poner a prueba, todavía más, el sistema de la foralidad.

EL PAÍS, 29/5/2011