Tonia Etxarri-El Correo

  • La coalición independentista tiene más que ganar si sigue de la mano de Sánchez, aunque no gobierne en Ajuria Enea

Como la política catalana es la mano que mece la cuna de la estabilidad en la Moncloa, ya está toda la opinión pública pendiente de Puigdemont, que deshojará la margarita de su candidatura el jueves para las próximas elecciones autonómicas. A diferencia de Cataluña, donde Pedro Sánchez se juega su permanencia en la Moncloa si ganase su candidato Salvador Illa y se quedase Junts fuera de la presidencia de la Generalitat, en el País Vasco las quinielas dibujan otras perspectivas menos inquietantes para los socialistas. O eso creen en la Moncloa. Al aparecer los socialistas vascos como la tercera fuerza del panel vasco en la mayoría de las encuestas, se les atribuye ya un papel de muleta de un desgastado PNV para repetir la fórmula del Gobierno de coalición.

Casi todos los candidatos sueñan con proteger el inexistente oasis vasco. Que los Koldos y la corrupción que afecta al PSOE no traspase. Que la revelación de datos confidenciales de un ciudadano, por parte de la Fiscalía y la ministra de Hacienda, no llegue a nuestra fronteras donde a Andoni Ortuzar le gustaría levantar un muro para proteger a su candidato Imanol Pradales. Pero los sueños topan con la realidad. Bien lo sabe el PNV, que es consciente de que su alianza con Pedro Sánchez, al revés que a Bildu, le ha supuesto un lastre.

Es poco probable que Bildu acabe pactando con los socialistas. Y no por las razones éticas que ahora esgrime el candidato Eneko Andueza (la no condena del grupo de Otegi del terrorismo de ETA, una circunstancia que le ha traído sin cuidado a Pedro Sánchez cuando ha pactado con ellos), sino por mero cálculo de contrapartidas. El tahúr de la Moncloa echa los dados y computa. Si los socialistas vascos pactan con el PNV y Bildu queda fuera de Ajuria Enea no tendrá mayor consecuencia en su alianza en la Moncloa. Porque Bildu no se marcaría un Junts propiciando la voladura de la legislatura, como se teme que pueda hacer Puigdemont si su partido se queda fuera de juego. Sin embargo, si los socialistas pactaran con Bildu dejando fuera al PNV, el partido jeltzale podría ponerle en más de un aprieto a Sánchez.

Bildu tiene más que ganar si sigue de la mano de Sánchez, aunque no gobierne en Ajuria Enea. No es sólo el blanqueamiento de sus orígenes logrado gracias a la Moncloa; es el futuro tan prometedor que le espera a raíz de las negociaciones clandestinas y opacas que han mantenido con el PSOE. Ellos mismos lo reconocen: con Sánchez se les presenta una oportunidad histórica. Así es que, aunque el candidato Pello Otxandiano exhiba la novedad de su vocación de gobierno, Sánchez apostará por la renovación de la coalición entre el PNV y PSE. Si entre los dos no aglutinasen la mayoría suficiente para gobernar, entraría en juego el PP de Javier de Andrés, que va en ascenso según todos los sondeos, como factor decisivo a la hora de decantar el gobierno. Y, entonces sí, Sánchez estaría más incómodo. Y no digamos Patxi López.