Juan Francisco Ferré-El Correo

  • La aprobación de la ley de amnistía es un crimen legal y ético que no debería quedar impune

Lo reconozco sin problemas. La masacre de judíos en octubre pasado y la matanza actual de palestinos son crímenes igualmente atroces, como la invasión rusa de Ucrania, o como lo fueron en los noventa el sitio de Sarajevo y el exterminio de los bosnios. Una exhibición de atrocidades inscrita en la historia universal de la infamia que nos caracteriza como especie y de la que nadie se libra, no seamos ingenuos.

Ahora bien, todo este horror no quita para que se pueda juzgar lo que está pasando en España como se merece. Otro episodio nacional de abyección intolerable. La corrupción ética y política de un gobierno sin escrúpulos, dispuesto a cometer cualquier tropelía con tal de permanecer en el poder el tiempo suficiente de eliminar todas las evidencias incriminatorias. Con actitudes indignas y macarras a sueldo de sus propósitos, ya sería una política execrable si no fuera también la caricatura grotesca de una cultura y una educación de bajísima categoría.

Que personajes como Sánchez, Montero o Puente estén en el gobierno de España, eso lo dice todo sobre España. Y que no se me envuelvan en la bandera los patriotas de pacotilla por defender el honor de un país que tolera esta degradación sin inmutarse. Miro al Reino Unido y sé, por más que me duela reconocerlo, que esto no ocurriría allí. Miro a Alemania y tampoco. Miro a Francia y pienso, a pesar de mis dudas cartesianas, que sería imposible. Si es posible hoy en España es porque estamos a la altura de las razones históricas que llevaron a Valle-Inclán a inventar el esperpento. Un siglo después esa aberración teatral sigue plenamente vigente. Así que, patriotas del terruño mío, tragaos esta píldora amarga y luego hablamos del caos constituyente en que vivimos instalados desde que Sánchez se vendió a los intereses de minorías impresentables.

Y a quienes aceptan este escenario con normalidad, los que piensan que el esperpento no es tal sino una fiesta saludable y sostenible, los mismos que aceptaron votar a un partido corrupto durante años sabiendo que lo era, a esos a los que el esperpento les parece costumbrismo del bueno, les recomiendo que vean la brillante ganadora del último Oscar a mejor película internacional. «La zona de interés», o cómo vivir en vecindad con el horror sin enterarse de nada, o haciéndose el loco, o sacando partido de la situación. La democracia falla. La casta política se protege manipulando la ley. El esperpento es la pesadilla digital de la España del siglo XXI. Pobre España