ABC 21/12/12
Garitano encabezó un acto pro reclusos, poco después de que el PSE apoyara sus Cuentas.
El falso «conflicto» Bildu insiste en pedir la «desaparición de todas las violencias», en alusión al Estado de Derecho Dejación de funciones Garitano se ha convertido en el «diputado pancarta», cuando la crisis exige máximo trabajo
El diputado general de Guipúzcoa, Martin Garitano, dio ayer un paso más en su larga marcha detrás de la pancarta a favor de los presos de ETA, sin reparar en que su actitud violenta humilla y ofende la dignidad de las muchas víctimas que la banda terrorista ha dejado en la provincia. Solo en San Sebastián ha asesinado a un centenar.
Apenas horas después de haber resuelto el mayor obstáculo de su gestión, merced al apoyo de los socialistas a sus cuentas públicas de 2013, Garitano salió a escena para reivindicar los derechos de los terroristas recluidos en cárceles por sus muchos crímenes. Lo hizo exhibiendo una gran pegatina en la solapa del jersey, la misma que en las últimas semanas han portado, incluso en el pleno del Parlamento vasco, varios integrantes de EH Bildu, como su candidata a lendakari Laura Mintegi. Un gesto con el que la coalición pretende visualizar que, aun estando la «poltrona», como despectivamente se ha referido siempre Batasuna a los puestos de poder político, no se olvidan de «sus» presos.
La convocatoria de Bilbao
Con ese objetivo último, el primer representante institucional de la provincia volvió a colocarse tras la pancarta, como también suele hacer en los días de huelga laboral que convocan los sindicatos nacionalistas, con varios miembros de su Gobierno foral y otros integrantes de la coalición. En esta ocasión, Bildu lideró una concentración de quince minutos en la puerta del palacio foral en San Sebastián llamando a la manifestación que los colectivos de apoyo a los presos de ETA organizan cada mes de enero, y que este año se celebrará el día 12 en Bilbao. El Ejecutivo de Garitano, quien en la festividad de San Ignacio, el 31 de julio, acostumbra a arrimarse a los familiares de reclusos etarras que aguardan en el exterior de la Basílica de Loyola, en lugar de acudir al acto religioso con el resto de autoridades, ya ha anunciado que enviará una delegación a la cabeza de esta nueva marcha.
Bajo el lema «Derechos Humanos. Solución. Paz. Euskal Presoak Euskal Herria» («los presos vascos a Euskal Herria»), se insiste en la exigencia al Gobierno de que modifique la política penitenciaria, que entre otras actuaciones debería conllevar el fin de la dispersión, la puesta en libertad de los reclusos enfermos y aquellos que han cumplido las tres cuartas partes de su condena así como la derogación de la «doctrina Parot», que tanto daño ha hecho a la organización criminal, tal y como reconoce en sus documentos internos, puesto que prolonga la prisión de sus pistoleros más sanguinarios y que en su día recibieron un mayor adoctrinamiento.
En los últimos meses, Garitano ya ha realizado diversas manifestaciones en las que reclama directamente una amnistía total para todos los presos, incluidos los que tengan delitos de sangre. De condenar a ETA, nada; de pedir perdón a las víctimas, menos.
Presencia batasuna
Dirigentes de la «izquierda abertzale», como su portavoz Maribi Ugarteburu, o el abogado Julen Arzuaga, participaron en el acto de ayer, en el que destacó una nutrida representación de Eusko Alkartasuna, uno de los partidos que ayudó, como escudo legal, al regreso de Batasuna a las instituciones a través de Bildu y Amaiur. Arzuaga, quien está llamado a llevar la voz cantante de los radicales en la Cámara de Vitoria, denunció como «cruel e inhumana» la actual política penitenciaria del Gobierno de Mariano Rajoy, y llamó a la «desaparición de todas las violencias», aludiendo así a lo que acostumbran a denominar como «violencia de Estado» para alimentar la mentira de que durante cincuenta años ha habido un «conflicto» que ha enfrentado a «dos partes».
El antepenúltimo episodio de apoyo tácito de Bildu a los presos de ETA tuvo lugar este pasado verano, a cuenta de la enfermedad del asesino de tres guardias civiles y secuestrador de Ortega Lara, Jesús María Uribetxeberria Bolinaga, al que Martín Garitano, al igual que el alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, fue a visitar al hospital en más de una ocasión.
Dos violencias»
Para el TC no es «admisible» fijar una «equidistancia entre el Estado y el terror» sin apreciar «ninguna diferencia de cualidad entre el poder público (que monopoliza legítimamente la fuerza del Estado) y una banda criminal»
Ensalzamiento
El ensalzamiento de los autores de acciones terroristas, su presentación como víctimas o héroes. El Constitucional rechaza esta conducta especialmente cuando la protagonizan o toleran quienes están «en puestos institucionales»
Presos y víctimas
El TC considera como «justificación implícita del terrorismo» cualquier «intento de colocar en el mismo plano el sufrimiento infligido a las víctimas» y el «eventual efecto aflictivo asociado al cumplimiento de la pena»
ABC 21/12/12