VÍCTOR DE LA SERNA, EL MUNDO 15/02/14
· Unas acusaciones de corrupción en el seno del Ejecutivo de UPN sirven para unir a socialistas y ‘abertzales’en un común empeño por echar a Barcina. El líder socialista se ve presidente.
En EL MUNDO, Federico Jiménez Losantos resaltaba las contradicciones compartidas de PSOE y PP: «Lo terrible es que el PP le está diciendo a Rubalcaba que impida la moción de censura a UPN, cuando Rajoy está haciendo la política de Rubalcaba con respecto a la ETA, que en esto coincide con la de Urkullu, visitador nocturno de La Moncloa. ¿Y en qué se diferencia lo que dice Maroto, del sector sorayoalonsistaoyarzabalino, sobre el ‘futuro compartido con Bildu’ y lo de Madina o Soraya Rodríguez? En que el PSOE no ha esperado al futuro. Su presente está ya con la ETA. Y no sólo en Navarra».
Para Manuel Erice, en ABC, hay mucho gato encerrado: «La prueba de que la maniobra apunta a inconfesables acuerdos poselectorales es que ni siquiera el PSN cuenta en sus encuestas con expectativas de voto generosas. El beneficiado sería Bildu, el único que, como partido de ascendencia marcial, no muestra fisuras. Y si las hay, están en el submundo prototerrorista. Hoy, al PSOE con menos respaldo electoral de la democracia se le reaparecen las tentaciones, las del atajo de una victoria pírrica frente al largo y sufrido, pero seguro, camino de la sensatez y el compromiso con España».
Y Lucas Haurie, en La Razón, descalificaba a todo el PSOE: «Ya mandaron con el BNG en Compostela y con ERC en Cataluña, dos formaciones comprometidas hasta las cachas en la estrategia de blanqueo del abertzalismo, y apuntala en Andalucía al bipartito la Izquierda Unida autonómica donde tanto pesa ese SAT que de la mano de Sánchez Gordillo se ha convertido en el mejor amigo de los batasunos al sur de Miranda de Ebro. Con semejantes compañeros de viaje, ¿cómo pretenden los socialistas atraer al elector imbuido por, parafraseando a De Gaulle, una cierta idea de España? Ya puede Susana Díaz añadir, por aquello de la credibilidad, un disfraz de Don Pelayo a sus soflamas patrióticas, que mientras su partido no unifique el mensaje le será imposible alcanzar cierta proyección nacional».
Lo explicaba todo, con cierto sonrojo subyacente, Vera Gutiérrez Calvo en El País: «‘Con Bildu en una mesa no nos vamos a sentar a negociar nada’, repetían ayer como un mantra varios dirigentes federales del PSOE. Eso quiere decir que los socialistas están dispuestos a presentar una moción de censura en Navarra y a recibir en esa votación el apoyo de Bildu, pero no quieren ni oír hablar de pactar el contenido de la moción, y mucho menos un Gobierno resultante de ella, con la izquierda abertzale legalizada en 2011. Una operación muy delicada que la dirección federal del PSOE quiere supervisar desde Madrid para que no le estalle más en la cara».
VÍCTOR DE LA SERNA, EL MUNDO 15/02/14