Ahora que pierde fuerza la candidatura de Nadia Calviño a la presidencia del Eurogrupo, es hora de hacer recuento de todos esos clavos ardiendo a los que nos hemos agarrado los españoles con la esperanza de que estos nos pudieran garantizar un futuro si no ya bueno, sí por lo menos tolerable de acuerdo a parámetros del Primer Mundo.
Véase:
Ahora que pierde fuerza la candidatura de Nadia Calviño a la presidencia del Eurogrupo, es hora de hacer recuento de todos esos clavos ardiendo a los que nos hemos agarrado los españoles con la esperanza de que estos nos pudieran garantizar un futuro si no ya bueno, sí por lo menos tolerable de acuerdo a parámetros del Primer Mundo.
Véase:
2. El IBEX 35.
3. La Unión Europea en general.
4. Angela Merkel.
5. El Banco Central Europeo.
6. El ministro de Finanzas holandés.
7. El Poder Judicial español.
8. La Guardia Civil.
9. El Rey Felipe VI.
10. Felipe González y la «vieja guardia del PSOE».
11. El PSOE «sensato» de la nueva guardia.
12. La candidatura de Nadia Calviño a la presidencia del Eurogrupo.
Por poner esperanza, la hemos puesto hasta en Dina Bousselham, que ya es poner. Y por si ella nos fallaba, en su novio, o exnovio, o actual marido, yo no sé ya el qué, Ricardo Sa Ferreira. Alguno habrá pensado incluso en Irene Montero.
Observen que nuestra esperanza ha abarcado el universo entero, desde lo descomunal hasta lo microscópico, desde lo más digno o lo más rastrero, desde la mayor de las galaxias políticas, Angela Merkel, hasta el más pequeño de los rencores humanos, el del despecho tras un engaño sentimental.
[Presten atención a la mayor de las incongruencias de la Divina Comedia de Dante. Ese lasciate ogni speranza, voi ch’entrate –perded toda esperanza, los que entráis– que figura inscrito en las puertas del infierno. Porque, ¿qué poder tendría el infierno sobre los hombres si no fuera por la esperanza?].
Prueba de que todas nuestras esperanzas habían nacido en realidad muertas es que no ha hecho falta demasiado para que estas cayeran del cielo como gallinas desplumadas. Un blog mal escrito con pretensiones de diario y pagado por vaya usted a saber quién. Un escrito de la Fiscalía. Un informe vetusto de la CIA. Una tertulia de La Sexta.
Uno sabe que ha perdido el control de sus circunstancias cuando su futuro sólo depende ya de los caprichos ajenos. Como esos equipos que se quedan sin opciones en la Liga, la reactivación de la economía española ya no depende de nosotros, sino de los caprichos, los equilibrios y las cábalas políticas de Luxemburgo, Finlandia y Estonia.
La candidatura de Nadia Calviño a la presidencia del Eurogrupo ha perdido momentum, que dicen los politólogos, y Podemos, ERC y Bildu lo celebrarán metiéndole óxido nitroso a sus neuras particulares. «El Gobierno ya no prioriza a ERC en la negociación para los Presupuestos», dicen los diarios gubernamentales. Apuesten por la opción contraria.
Si pierde Calviño perdemos los que no votamos a Podemos, ERC y Bildu, que somos la mayoría de los españoles, pero que pintamos poco por decisión expresa de un PSOE que pudiendo pactar con Eros, la pulsión de vida, ha preferido echarse en manos de Thanatos, la pulsión de muerte.
Pero ya decía Sigmund Freud que ambas pulsiones son complementarias. Si alguien puede mantener el equilibrio entre el PP y Bildu, entre Ciudadanos y ERC, entre el PNV y Podemos, ese es Pedro Sánchez. Los Presupuestos saldrán adelante. El precio de esquivar la ruina a corto plazo será garantizarla a largo.
Calviño tiene el apoyo de Angela Merkel, que no es poco apoyo, pero el voto en contra del Partido Popular Europeo, al que no le parece una buena señal –y con razón– que el Gobierno del que forma parte haya prometido destruir la reforma laboral de Mariano Rajoy.
Observen lo absurdo del asunto. Ni siquiera ha hecho falta derogar la reforma laboral, sólo que Podemos y Bildu hayan anunciado su derogación, para que los conservadores europeos hayan puesto pie en pared. Qué lección para los maquiavelos de la estrategia y las apariencias por encima de la sustancia.
Los bocinazos salen gratis en España, donde incluso dan votos, pero no en una Europa donde las amenazas pesan. La gran pregunta es quién desea más que Calviño logre finalmente la presidencia del Eurogrupo. Si el PSOE, o el PP y Ciudadanos.