HERMANN TERTSCH, ABC 06/08/13
· De Juana nunca estuvo cerca de morir. Tampoco Bolinaga. Con éste, ETA logró reeditar el pulso al Gobierno, ahora del PP.
Josu Uribetxberria Bolinaga no tiene prisa por ir al médico. Dicen que tiene un cáncer terminal. Decían que era terminal hace un año. Ahora ya se antoja interminable hasta para las autoridades judiciales. Éstas han pedido otra prueba. Porque sospechan, como tantos españoles, que con Bolinaga se les ha engañado. Pues sepan que dice el etarra que no le da la gana que le hagan otro informe. Que no, dice. Que creamos pasados informes que tanto le convienen. Pues nosotros queremos uno nuevo. Para que se destape el engaño. Y eso que su salud nos da igual. Queremos que el etarra vuelva a la cárcel en todo caso. Que no pinta nada en la calle, tomando chiquitos y pinchos, un asesino con una condena firme y vigente pendiente por cumplir. Que no se ha arrepentido, no ha colaborado con la Justicia. Cuando agonice, que se arrepienta. Entonces se verá. Si no es así y muere en la cárcel, su cadáver deberá ser tratado con todo el respeto que no merece su persona en vida. Y ser entregado a sus familiares como sucede con los cientos de presos que, por una causa u otra, mueren en prisión cada año.
Bolinaga mató a tres guardias civiles. Mantuvo encerrado durante 532 días en condiciones de tortura a José Ortega Lara. No quiso confesar el acceso al zulo para condenar así a muerte de hambre, sed y asfixia al funcionario de prisiones secuestrado. Vamos, que este hombre es una mala persona, por decirlo de algún modo. Y es un reo condenado a 178 años de prisión por los tres asesinatos y 32 por el secuestro. Él no ha cumplido aún los 60 años de edad. Y de prisión, apenas quince. Con un cáncer que podía ser terminal o no, este etarra se convirtió en pieza idónea para echar el pulso al Gobierno del PP cuando apenas llevaba unos meses en el poder, en 2012.
Era la primera prueba al Gobierno de Mariano Rajoy en materia terrorista. Las expectativas del electorado de la mayoría absoluta del PP eran grandes. Se había prometido poner fin de forma radical a la política de concesiones a ETA del Gobierno Zapatero. Aquella política socialista había degenerado en una abierta colaboración del Ejecutivo con la banda armada. Ese acto continuado de traición llevó a muchas concesiones secretas y algunas públicas, grandes humillaciones del Estado de Derecho. La liberación de De Juana Chaos bajo el Gobierno Zapatero fue una de las mayores. Y una inmensa estafa a la sociedad española. El asesino múltiple De Juana sólo cumplió 18 años de prisión por 25 asesinatos. De Juana salió de la cárcel y ETA ganó el pulsó porque Zapatero y Rubalcaba temían que toda su narración sobre el fin del terrorismo, con la que pretendían ganar las elecciones en 2012, se hundiera con cualquier represalia de ETA por una muerte de De Juana. De Juana nunca estuvo cerca de morir. Tampoco Bolinaga. Con éste, ETA logró reeditar el pulso al Gobierno de España, ahora del PP. Y también lo ganó. Con una insoportable claridad y contundencia. Rajoy actuó con la misma cobardía que Zapatero. Y el ministro del Interior, Fernández Díaz, jugó el papel de farsante con el mismo celo que Rubalcaba.
Ahora, con su insufrible acto de chulería, Bolinaga da una magnífica oportunidad al Gobierno para enmendar su error. ¿Se niega a un informe? Que lo detengan e ingresen de inmediato en prisión. Pronto pedirá él que ese informe se realice. Quizás para entonces ese informe ya no interese. Y se quede. Cumpliendo su pena y deuda con la sociedad y con España. Allí, en prisión, de donde nunca debió salir.
HERMANN TERTSCH, ABC 06/08/13