Bombas buenas

ABC 01/12/15
DAVID GISTAU

· Según el general Rodríguez (el Jemad de Podemos) «las bombas de la izquierda» son «auxiliares», bondadosas, éticas

TENGO respeto por el general Rodríguez, el Jemad de Podemos, que ya le ha quedado como un nombre artístico de luchador mexicano: «En la esquina derecha, ¡el Hacedor de Viudas, el Terror de la Casta, el Jemad de Podemooooos!». Me pareció innecesario agredirlo porque, si partimos de la premisa de que la vocación militar es ajena a la política, no puede ser que un pensamiento político concreto invalide a un militar como tal, siempre que ello pertenezca a su intimidad mientras esté en servicio. Por profesar el chavismo en la vida privada se puede ser menos sensato e incluso menos decente, pero no menos militar. Es verdad que la formación elegida plantea al general contradicciones para las cuales no tengo eximente, como las derivadas de la confraternización con Bildu y de las prédicas, comprensivas con ETA en su lucha contra el «franquismo lampedusiano» del 78 en adelante, que Iglesias daba en las «herriko tabernas» antes de volverse transversal e integrado dejando YouTube y a Monedero como únicos chivatos de cuanto ahora disfraza.

Con todo, el Jemad de Podemos dijo este sábado durante una entrevista en «El Mundo» algo que merece reflexión. Preguntado por el no a la guerra, dijo que «las bombas de la izquierda» son «auxiliares», bondadosas, éticas. El Jemad aprendió del zapaterismo que, en el maniqueísmo infantil según el cual nuestra sociedad interpreta las cosas, basta etiquetar algo como «de izquierdas» para que se vuelva bueno por efecto taumatúrgico. Incluso una bomba. Fíjense en las corridas de toros: lo peor que les ha pasado es que hayan logrado adjudicarle una etiqueta de afición de derechas, de eso no volverán ya. Pero hace falta tener tragaderas para lo de las bombas auxiliares, habida cuenta de que las bombas que nos puso ETA durante décadas eran todas de izquierdas y a día de hoy todavía resulta difícil encontrarles un efecto benéfico, auxiliar, de progresismo fetén.

Zapaterista es también la liviandad frívola de la frase. Recuerda a otra del mismo Zapatero cuando, en la época en que se dejaba poner en el cuello el pañuelo palestino, fue afeado por vender munición a Israel: «Esas balas no se usarán para disparar contra palestinos», dijo, como si estuviera seguro de que las balas poseen capacidad de discernimiento e ideología correcta y por ello se dejarían caer al suelo al verse proyectadas contra palestinos. No diré que el general Rodríguez es un hombre inclinado a la violencia, pero su frase, lo sepa él o no, es un residuo de aquel siglo XX en el que la violencia era aceptable si encontraba la coartada ideológica correcta, la legitimación «auxiliar». Los años de plomo europeos, en Italia, en Alemania, en España, están cimentados por completo en esta creencia de que una misma bomba es un horror o un auxilio en función de cuáles sean las alegaciones políticas de quien la pone. Ese juego está en la violencia sólo verbal de Podemos, en su «tictac», en sus promesas de venganza social, en su alegórica guillotina «auxiliar».