IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

  • La ministra de Hacienda ha vuelto a utilizar a las instituciones comunitarias como excusa para negarse a la bajada del IVA de la electricidad

Bruselas nos sirve de mucho y para muchas cosas diferentes. Por ejemplo, nos sirve de sustento de las esperanzas de terminar con la crisis gracias a las ayudas que esperamos nos envíe. Con la maquinaria económica del país severamente dañada por las restricciones de la pandemia, con un desempleo rampante que no estalla gracias a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y con una ausencia de inversiones preocupante, los dineros prometidos -quizás sí comprometidos pero desde luego no garantizados- se presentan como la mejor esperanza de una recuperación que necesitamos con urgencia y que no vemos la manera de acometer sólo con el empuje de nuestras fuerzas.

Pero también nos sirve como excusa y lo malo es que algunos la utilizan como excusa, aunque sea mentira. Así, hemos visto que el Gobierno lo utilizó para justificar su inicial y persistente negativa a reducir el IVA de las mascarillas, hasta que quedó claro que Bruselas no se metía en ese jardín y dejaba libertad de movimiento.

Esta semana se ha repetido la ocasión con las subidas de los precios de la electricidad en medio de la ola de frío más espantosa de las últimas décadas. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha vuelto a utilizar a las instituciones comunitarias como excusa para negarse a la bajada del IVA de la electricidad que pedía su partido cuando estaba en la oposición, y que prometieron con rotundidad sus socios de Gobierno en su programa electoral. Primero dijo que Bruselas no admitía una rebaja del IVA en ese apartado, para matizar después que no lo veía con buenos ojos.

En 2020 y 2021 ha habido y habrá barra libre con el gasto público, pero esto no va a durar siempre

El tema me parece tan relevante como poco edificante. La prueba irrefutable de que la UE no prohíbe tal cosa es que hay varios países que lo han hecho ya sin recibir el más mínimo castigo. ¿Lo sabía la ministra y pretendía engañarnos o no lo sabía y ninguno de sus numerosos asesores se lo advirtió? No se cual es peor. Incapacidad o mentira. Las dos alternativas son increíbles.

Otra cosa es que a Bruselas no le haga gracia que rebajemos ahora los impuestos indirectos. Desde luego que no le hace gracia, pero no por una cuestión de ‘ideología eléctrica’ sino por nuestra mala cabeza. Hemos sido muy poco cuidadosos en el reciente pasado con las cuentas públicas y tenemos en la actualidad un déficit desbocado que este año goza de permiso, pero que nos exigirá un plan plurianual de consolidación fiscal en el futuro próximo.

En 2020 ha habido y en 2021 habrá barra libre con el gasto, pero esto no va durar siempre. No lo dude. Bruselas ha decretado el olvido temporal de su filosofía, pero no ha abjurado de ella de manera permanente. En cuanto la pandemia afloje y la economía recupere -ojalá sea pronto-, volverán a exigirnos un comportamiento más ortodoxo, con un plan concreto que vuelva a encajar nuestra economía en la senda de la estabilidad y a reducir el déficit a su mínima expresión. Un objetivo que nos obligará a realizar un ajuste severo en los gastos, salvo que la economía rebote como un cohete. Ya veremos quien produce este milagro o quien gestiona aquel calvario.

Otro tema del máximo interés europeo es el programa de reformas que hay que acometer. ‘Se dice’ que el Gobierno ha enviado ya sus planes sobre 28 de las 30 reformas exigidas. En la 29, que son los aspectos laborales, parece que hay consenso entre los dos partidos que nos pastorean, aunque falta el pequeño detalle de conseguir el acuerdo social prometido con sindicatos y patronal. Y en la número 30 nos topamos con las pensiones. Un escollo que parece insalvable si el PSOE ratifica las ideas anunciadas por el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, y Podemos mantiene sus promesas. Hasta que terminemos con las vacunas, nos esperan carreteras de montaña con curvas por delante y precipicios a los lados. ¡Abróchese el cinturón y mire al frente!