Daniel Lacalle-E·l Español
«Cry out to legions of the brave». Ronnie James Dio.
En un país serio no se permitiría que un Gobierno apruebe unos presupuestos donde el cuadro macro está invalidado por las estimaciones de la Comisión Europea y el INE, donde los ingresos están exagerados y los gastos infra estimados.
En una Unión Europea responsable no se permitiría que un Gobierno dispare en hasta 37.000 millones el gasto estructural aprovechando el dinero de sus socios europeos e intente disfrazarlo expoliando a los ciudadanos y pensionistas futuros.
El acuerdo con Bruselas para recibir los fondos europeos es, en resumen, subir los impuestos en 80.000 millones de euros y recortar pensiones masivamente para recibir 70.000 millones de euros de fondos europeos destinados a una inversión que se va a malgastar. Un auténtico despropósito que empobrecerá a la inmensa mayoría de los ciudadanos mientras el Gobierno elimina todo atisbo de transparencia en la gestión y concesión de esos fondos, en los que la probabilidad de despilfarro es altísima y pocos lo dudan.
Nadie serio en la Comisión Europea se puede creer que el Gobierno de España vaya a reducir el déficit estructural disparando el gasto corriente y aumentando todos los impuestos.
Nadie serio en la Comisión Europea se puede creer que el Gobierno de España vaya a reducir el déficit
Tras desplomar la economía más que nadie en la Unión Europea en 2020 (un 10,8%), disparar el déficit «“para crecer», subir impuestos y consumir todo el apoyo del Banco Central Europeo, que ha comprado el 100% de la deuda neta emitida por el Gobierno de España, decir que un rebote raquítico del 4,6% es «crecer» o es una «recuperación justa» es simplemente una inmoralidad.
El hachazo de la Comisión Europea a las estimaciones de recuperación de España debería dar vergüenza al Gobierno. Ninguna economía ha sufrido un hachazo de previsiones de un 25% en tan poco tiempo. España pasa de ser la economía que más rápido se recuperaría, según las más que optimistas previsiones de los entes internacionales –ya lo avisamos aquí- a ser la que se recupera peor y más lento. España pasa de ser el país que más iba a recuperarse al decimoséptimo de la Unión Europea.
Lo más peligroso, y algo que la Comisión Europea no puede ignorar, es lo que alerta la AIReF. Una gran parte de los fondos europeos se van a gastos que se quieren hacer permanentes. Según el Informe sobre la actualización del programa de estabilidad 2021-2024 de la AIReF, hay un altísimo riesgo de que al menos la mitad de los 30 componentes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se conviertan en gastos permanentes.
Preocupa que más de 21.000 millones de euros anuales se enquisten como gasto corriente permanente y más de 16.000 millones anuales se conviertan en presupuestos asimilados.
La AIReF lo dice claramente: «el Programa de Estabilidad de este año no cumple con el objetivo de constituir un instrumento de orientación de la política fiscal a medio plazo».
Es intolerable que el Gobierno haya firmado en el MOU (Memorándum de Acuerdo) del rescate de Bruselas un recorte de las pensiones que rondará entre un 5 y un 7% en términos nominales –superior en términos reales- para la inmensa mayoría de los contribuyentes. Añadir una subida de los impuestos al trabajo sin contraprestación alguna en un país que ya tiene las cotizaciones sociales entre las más altas de Europa y un paro tan alto es una auténtica barbaridad.
No merece la pena recibir unos fondos europeos que se van a malgastar en su gran mayoría si la contrapartida es hacer más cara la contratación, disparar los impuestos a las familias y empresas, recortar las pensiones y cobrarnos por el uso de las carreteras.
No merece la pena recibir unos fondos europeos que se van a malgastar en su gran mayoría si la contrapartida es hacer más cara la contratación
La política del Gobierno no puede ser disparar el gasto estructural y siempre expoliar a los ciudadanos. Eso no es administrar, es hundir las opciones del país de recuperarse y avanzar.
España es uno de los países con una fiscalidad más agresiva para empresas y trabajadores. En vez de trabajar en los elementos que nos hacen quedar atrás, el altísimo paro, el pequeño tamaño empresarial y la alta economía sumergida, el Gobierno siempre acude a aumentar el esfuerzo fiscal de los que contribuyen mientras subvenciona la baja productividad y el clientelismo.
La Comisión Europea y el Banco Central Europeo no pueden ser cómplices de una política extractiva y confiscatoria que, además, no conseguirá la consolidación fiscal ya que consolida y perpetúa gasto corriente. El Gobierno fía toda la reducción del déficit (que no de la deuda) a unos ingresos que solo pueden crecer, en unas estimaciones de ciencia ficción en las que España solo recauda más y más pase lo que pase, como si no hubiera periodos de crisis o consolidación.
Es triste leer a economistas cercanos al Ejecutivo preguntarse por qué no rebotamos más y por qué se revisan a la baja las expectativas de crecimiento. La amenaza constante a los que producen, el ataque incesante a los contribuyentes y la financiación sin control de gasto clientelar llevan a España a un callejón sin salida.
Si la Comisión Europea aprueba esta batería de barbaridades económicas y sigue mirando a otro lado con el exceso de gasto, España va a acabar como una rémora para la Unión Europea en vez del pilar de crecimiento que podía ser.
Si el Banco Central Europeo sigue disfrazando el riesgo real comprando el 100% de la deuda neta emitida, el Gobierno seguirá traspasando todos los límites de la prudencia presupuestaria.
No hay política más anti social que llevar a un país a la ruina disparando el gasto político.