Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

No hay nada como juzgarse uno a sí mismo para obtener una buena nota. Ayer lo demostraron la vicepresidenta Calviño y la ministra Montero. (María Jesús). Nos resumieron con entusiasmo el informe de ejecución de los fondos europeos que ha tenido un ‘acelerón’ a lo largo del pasado ejercicio. En efecto, se aprobaron nada menos que 23.300 millones de euros. Una pasta. Pero hay dos matices que rebajan el entusiasmo. Uno es que estaba presupuestada una cifra sensiblemente mayor, de 26.900 millones así que han quedado sin autorizar nada menos que 3.305 millones a los que habría que sumar los remanentes del ejercicio anterior. No se pierden, pasan a engrosar las cantidades previstas para 2023, pero esta incapacidad de ejecutar el dinero disponible, que es una constante de nuestro país, resulta fastidiosa cuando al mismo tiempo estamos pidiendo a Bruselas una ampliación de los fondos a librar. Y, como hemos interiorizado con naturalidad esta falla, pedimos más dinero a la vez que solicitamos una ampliación de los plazos de solicitud y disposición. No tema, Bruselas alberga a una administración comprensiva y generosa, así que nos los concederá, no lo dude.

El segundo matiz es muy importante. Las dos aseguraron que los fondos están ya incidiendo positivamente sobre la inversión productiva, el empleo de calidad y la modernización tecnológica. Seguro que sí, pero ¿cuánto inciden? No lo dijeron, probablemente porque lo desconocen. No dieron la cifra real del dinero recibido por sus destinatarios. Es decir no sabemos cuánto ha llegado a quienes deben de utilizarlo para que se noten sus efectos positivos. El cuarto informe de Seguimiento de los Fondos Next Gen en España elaborado por CEOE en fecha tan cercana como el 26 de enero pasado cita el Cuadro de indicadores de recuperación y resiliencia, elaborado en Bruselas que a su vez cifra en un 22% el nivel de ejecución del Plan español. Muy poco para tanta necesidad y demasiado poco para tan positiva incidencia.

Ya puestas, la ministra Montero defendió el sistema Cofee que está previsto para contabilizar estas cuentas, pero que funciona mal y tiene pendientes de volcar datos del 2020… Por su parte, la vicepresidenta se congratuló de la buena marcha de la cogobernanza con las comunidades autónomas, a pesar de las quejas permanentes de muchos presidentes y de haber tenido que viajar recientemente a Vitoria para apaciguar al lehendakari, quien ha mostrado en numerosas ocasiones su descontento con el funcionamiento del sistema. Pero eso sí, se pusieron buena nota.