DAVID GISTAU – EL MUNDO – 27/07/15
· Mi rencor mayor a esta reminiscencia revolucionaria será por haberme obligado a ser monárquico.
El auge de un movimiento radical a menudo sólo fue posible por la colaboración de la burguesía. O bien porque ésta fabricó un Frankenstein para arrojarlo como tropa de choque contra otro movimiento radical más temible: el NSDAP y sus S.A. durante la República de Weimar. O bien porque burgueses de los que sienten culpa por los golpes que la vida no les dio se dejaron subyugar por un purificador servicio completo para la conciencia: «gauche-divine», «izquierda-rococó», «radical-chic», el ático de Leonard Bernstein.
El otro día, un importante ejecutivo de medios, hombre Ibex de los pies a la cabeza, manifestaba su pavor a que Podemos y la horda de la unidad popular salten, en las próximas elecciones, de lo municipal a lo nacional. A este mismo ejecutivo me lo encontré durante el 15-M cuando volvía con su hijo adolescente de comulgar en Sol, liviana la conciencia como si hubiera peregrinado a la misma selva Lacandona. En aquel entonces, si tratabas de decirle qué propósitos ideológicos germinaban en Sol bajo la epidermis transversal, el ejecutivo te respondía que eras un reaccionario y agregaba la frase gloriosa que se puso de moda entonces: «Eres de los que no se están enterando de nada». Me considero vengado, ahora que el ejecutivo dice haber detectado él solito un problema para España en los partidos y plataformas que derivan del 15-M y te pide sentido de la responsabilidad para combatirlos. Ha hecho falta un mínimo ciclo experimental de esas marcas al frente de lo institucional durante el cual a mi ejecutivo, aprensivo con todo cuanto repele inversiones internacionales, lo ha impresionado sobre todo la visión de la cabeza de un rey introducida en la cesta de la guillotina.
O, al menos, en su versión metafórica: una caja por la que se diría que, en los exilios contemporáneos, los reyes españoles llegarán a Estoril por piezas para armar y transportados por una mensajería urgente. Si Foxá dijo que por lo que más odiaba a los comunistas era por haberlo obligado a ser falangista, empiezo a temer que mi rencor mayor a esta reminiscencia revolucionaria será por haberme obligado a ser monárquico, una vez constatado que mi propio ideal republicano, de inspiración gaullista, no ideológico, no sectario, no bélico, es imposible de adaptar a España. Y más aún en esta época en la que andan sueltos todos los Frankensteins radicales y la burguesía ha caído en tal desprestigio por culpa del resentimiento social que hasta el nuevo portavoz de UPyD, Herzog, descalifica a los rivales llamándolos burgueses. ¿Pero no ven a qué precipicio nos hemos asomado sólo porque los burgueses, incluidos los del nacionalismo burgués catalán, han dejado de actuar como burgueses para abrazarse a emociones purificadoras?
Qué pretexto dio a esta horda la corrupción del PP, la que continúa pagando putas y coimas incluso cuando se suponía que al PP descorbatado de Maroto los corruptos le daban un asco «que no lo puedo ni ver». Incluso una vez puestos los centinelas siguieron con su podredumbre.
DAVID GISTAU – EL MUNDO – 27/07/15