ABC-LUIS VENTOSO
Enternecedor el denuedo con que se busca la maldad de «las tres derechas»
ALARMA. ¡Paren las rotativas!, como se voceaba antaño en los viejos periódicos Gutenberg. ¡Escándalo y pánico en la Comunidad de Madrid! Isabel Ayuso gobernará aceptando los acuerdos que ha firmado «con la ultraderecha». Uff, qué horror. Titulares estremecidos en la prensa sanchista. Sudores fríos entre el progresismo de guardia en agosto. Adriana Lastra, número dos del PSOE –lo que acredita su buen momento intelectual–, siempre amiga de las opiniones matizadas, arde en justa indignación ante la barbaridad fachosa de Ayuso de bajar los impuestos: «Cualquier día acabará defendiendo el terraplanismo, o a los antivacunas», le reprocha enfurruñada. Adriana, que fuma en pipa, no quiere perder su precioso tiempo en analizar las propuestas de Ayuso: «No voy a comentar cada tontería que diga la presidenta de Madrid», zanja la pensadora asturiana en un rapto de dignidad.
Como el progresismo obligatorio siempre tiene la razón, a mi no me cabe duda de que Ayuso ha firmado unos acuerdos tremebundos, prietos de postulados propios del peor Mussolini. Así que consulto la prensa oficialista para conocer las medidas concretas de «ultraderecha» a las que ha sucumbido la flamante presidenta de Madrid. Ahí van:
—Los centros educativos públicos de la Comunidad tendrán que informar a los padres sobre qué temáticas van a abordar en los talleres y charlas en los que participan sus hijos. Sin duda necesito con urgencia el curso intensivo de Reeducación en el Espíritu Progresista, porque no pillo la maldad de la medida. De hecho me parece de lo más razonable y un ejemplo de transparencia a la escandinava. —Hay que combatir al machismo, pero no a los hombres. Sigo un poco espeso. Esta frase, al parecer digna de Himmler, también me resulta razonable. —Promover la natalidad y crear una consejería de Familia. Por lo visto otro zarpazo súper facha. Pero –y ya lo siento– también me parece positivo en un país con un pavoroso problema demográfico y donde se están desatendiendo a las familias y a las clases medias mientras se centra el foco en las minorías.
—Las Fuerzas de Seguridad tendrán acceso a los datos de la Administración sobre los inmigrantes en situación irregular. Si están de manera ilegal en España, ¿no debe la Policía poder acceder a la información sobre su situación? ¿Cuál es el problema? —Destinar ayudas al desarrollo, a luchar contra la despoblación. Otro terrible imperativo ultra de Vox, que en realidad viene a ser lo mismo que les dijo Sánchez la semana pasada a los representantes de la España vacía en sus rondas de propaganda.
Este es el terrible «programa ultraderecha» al que se ha plegado Ayuso. Pero el mantra funcionará, porque en este alegre país nadie se toma la molestia de leerse la letra pequeña.