Caballos de Troya

ISABEL SAN SEBASTIÁN, ABC 28/04/14

· La democracia se equivoca cuando se empeña en alimentar a los cuervos que han de sacarle los ojos.

Habita entre nosotros un sujeto llamado Iñaki Goioaga, senador del Reino de España, a quien todos los contribuyentes pagamos un sueldo que ronda los cinco mil euros mensuales por minar los pilares que sostienen nuestra Nación, legitimar la violencia ejercida durante medio siglo por ETA y defender a los terroristas de la banda aquí y en Venezuela, donde moran muchos de ellos, como De Juana Chaos, en total impunidad.

Cantidades muy similares abonamos a escote los contribuyentes a tres senadores de Amaiur y uno de Esquerra Republicana de Cataluña, a siete diputados de dicha formación separatista vasca y a tres de la catalana. Si les sumamos los 21 representantes de CiU y PNV en el Congreso y los 13 que hablan en su nombre en el Senado, alcanzamos la bonita cifra de 49 portavoces de grupos que han hecho de la destrucción de España su razón de ser, espléndidamente bien retribuidos con cargo a nuestros bolsillos por propugnar la desintegración del país que les da de comer en las instituciones que albergan la soberanía nacional.

La democracia se diferencia de los regímenes totalitarios en que se basa en el pluralismo y hace de la libertad su bandera. Nuestra Constitución, además, nació con vocación generosa, empeñada en ensanchar sus costuras hasta más allá de lo razonable en el afán de acoger en el espacio común a quienes decían sentirse incómodos dentro del traje.

La tolerancia con el discrepante y el respeto por las minorías son el santo y seña del sistema que hace posible la convivencia en paz entre personas con distintas formas de sentir y de pensar. Pero la tolerancia ha de tener su contrapartida en la lealtad, y esta brilla por su ausencia entre las citadas formaciones secesionistas. Dicho de otro modo: estamos financiando la soga con la que pretenden ahorcarnos e incluso abonando retrospectivamente las balas que sembraron de sangre esta tierra, obligando a doscientos mil vascos a exiliarse y «despejando» de ese modo el censo electoral a los independentistas.

Bildu, Amaiur y ERC alardean impúdicamente de su insumisión al marco legal común. CiU y PNV lo transgreden con frecuencia creciente a coste cero. La comunidad autónoma o el ciudadano de a pie respetuosos con la ley y la solidaridad observan con estupor este fenómeno, que demuestra la inutilidad de acatar las normas y la alta rentabilidad que se deriva, por el contrario, de instalarse a vivir en el desafío permanente. El mensaje resulta demoledor.

La democracia se equivoca cuando se empeña en alimentar a los cuervos que han de sacarle los ojos; quedó trágicamente probado con el incendio del Reichstag. Se equivoca cuando ofrece la otra mejilla ante la agresión y tolera el insulto. Se equivoca al excederse igual que al quedarse corta. La democracia empieza a peligrar en el mismo momento en que confunde flexibilidad con debilidad y mano izquierda con cobardía.

La democracia española ha dejado pasar a estos «caballos de Troya» hasta la cocina y los ha sentado a su mesa. Lo mismo se dispone a hacer la europea con partidos como Amanecer Dorado, Frente Nacional o Liga Norte, entre otros que no creen en una Europa de ciudadanos iguales en derechos ni en lo que significa la palabra democracia en términos de respeto por las reglas de juego ni mucho menos en la libertad. ¿Hasta dónde hay que permitirles llegar? ¿Qué armas han de considerarse legítimas en la pugna por el poder? O empezamos a replantearnos en qué condiciones y a quién abrir y cerrar las puertas, o acabaremos como la ciudad de Homero, sucumbiendo a los emboscados.

ISABEL SAN SEBASTIÁN, ABC 28/04/14