Santiago González-El Mundo

Uno de los signos de este tiempo es la facilidad con que tiende a confundirse la comunicación con la imagen y la imagen con la cosmética. Pongamos que hablo de Iván Redondo y su receta para construir liderazgos a los ojos del pueblo. Da lo mismo Monago que Sánchez. Él ha rechazado esta equidistancia, le da igual una cosa que otra: “Yo soy de Sánchez”, pero esta afirmación no tiene mayor importancia que si Maricarmen, un suponer, se reivindicara: «Yo soy de Doña Rogelia».

Mi entusiasmo por el talento de Sánchez es más bien limitado desde hace algún tiempo, pero me admira su absoluta renuencia a espabilar. Hay que recordar las conversaciones del Rey para la formación de Gobierno después de las elecciones de diciembre de 2015. El 22 de enero, cuando Pedro despachaba con el Rey, este le informó de que Pablo Iglesias se había propuesto para vicepresidente de un Gobierno de coalición. Mientras, Pablo informaba a la prensa de cómo veía él el reparto: RTVE, el CNI, Interior y el BOE para Podemos. Su fe en el poder de los medios para alterar la realidad es grande: incluso cree que el Boletín Oficial del Estado puede crear una realidad alternativa al margen de la verdad de los hechos.

La televisión es el oscuro objeto de deseo de Pablo. Évole le preguntaba si llegado a la Presidencia del Gobierno haría un programa semanal, un Aló, Presidente y él respondió: «Hostia, tú, eso sí molaría». Bueno, pues Pablo se la ha vuelto a hacer. Él llamó a dos periodistas de su cuerda para ofrecerles la Presidencia del ente público RTVE, asunto que le correspondía decidir a él: Ana Pardo de Vera y Andrés Gil. Cree el saber popular que los hombres lo chivan todo y en este caso fue la mujer, que abrió un hilo en Twitter para dar cuenta del encargo. Los dos se aplicaron a borrar rastros de su pasado intelectual: Pardo eliminó 21.388 tuits de su cuenta y Andrés Gil, 13.885. Es la técnica del remiendavirgos en régimen de autoservicio. La terna la completaba Arsenio Escolar, Arsenio, por compasión, que diría Frank Capra, un candidato más próximo a Sánchez.

Ninguno de los tres tenía experiencia en televisión, ninguno de los tres había tenido la responsabilidad de dirigir una pyme y eran los candidatos para presidir una de las mayores corporaciones de España: 6.400 trabajadores y 1.000 millones de euros de presupuesto anual. ¿Qué puede salir mal?

Ana Pardo es la directora de Público. Debo confesar que no es mi prototipo intelectual. Combina en proporciones muy armónicas la ignorancia y el sectarismo. El pasado mes de octubre sostuvo que losJordis deberían ser excarcelados porque las sentencias del Constitucional son impugnables, según el art. 121 del Código Procesal Constitucional (Ley 28237).

No es la Constitución Española sino una ley peruana para regular el habeas corpus otros conflictos constitucionales. La criatura también se lució al escribir «leo el auto de la Guardia Civil». El auto es una resolución motivada de un juez. El único auto de la Guardia Civil fue el Nissan Patrol que los Jordis pisotearon la noche de autos, valga la redundancia. Andrés Gil es el jefe de Política del diario digital eldiario.es que dirige el chico de Arsenio.

Hoy a mediodía termina el plazo para acordar esta bajeza. El PSOE ha tomado nota de la protesta de las Antígonas y sugiere acordar algún nombre de la casa, una Almudena Ariza pongamos por caso, pero Pablo aún no ha agotado sus propuestas. Le quedan Iñaki López, Javier Ruiz, Jesús Cintora y aquel plumilla de Gara que tanto le gustaba, Alberto Pradilla. No creo que aceptara a Ferreras y señora o a Évole. Éstos tienen su amor propio y no se puede fiar del todo de ellos. A Pablo le gustaría hacerlo él mismo para aplicar aquella magistral definición del realismo socialista que suele adjudicarse a Lukács, no sé si con mucho fundamento: «El realismo socialista consiste en hablar bien del Gobierno, pero en unos términos que el propio Gobierno pueda entender».