La vuelta a la legalidad de Batasuna permiten adivinar que el domingo puede darse el primer paso para la reordenación del extremadamente fragmentado espacio político nacionalista, articulándose en torno a dos partidos, uno de centro derecha y otro a la izquierda, a semejanza del espacio constitucionalista.
Si los resultados del domingo en el País Vasco se parecen algo a lo que predicen la mayoría de las encuestas parece que van a ser los partidos minoritarios los que van a pagar el precio de la vuelta de la izquierda abertzale a las elecciones a través de Bildu.
Aralar y Ezker Batua aparecen en los sondeos como los paganos principales de la aparición de Bildu, bien porque esta coalición les robe votos, bien porque con los resultados que obtengan no les permitan tomar parte en un reparto que tiene más jugadores. Hamaikabat, por su parte, se enfrenta al reto de demostrar que es capaz de navegar en solitario en un territorio político tan disputado.
Los comicios del domingo pueden ser el primer paso para la reordenación del espacio político nacionalista, un espacio extremadamente fragmentado en la actualidad con cinco siglas en disputa (PNV, Batasuna, Aralar, EA y Hamaikabat) por la representación de ese sector social. La concurrencia de Bildu, como agrupación de Batasuna y EA, además de Alternatiba, puede perjudicar de antemano al partido que lidera Patxi Zabaleta. En los análisis que hacía Batasuna de los resultados de las autonómicas del 1 de marzo de 2009 se cuantificaban entre diez mil y quince mil los votos que desde sus filas se habían pasado a Aralar y al PNV, aparte de otros cuarenta mil que habían preferido abstenerse en lugar de secundar la consigna del voto nulo. Aquellos análisis postelectorales dibujaban a Aralar como un peligro para Batasuna porque había comenzado a convertirse en una opción interesante para algunos electores cansados del voto de resistencia simbólica.
Ahora que Bildu se presenta para capitalizar los apoyos sociales de Batasuna, Aralar tiene por delante el reto de mantener el respaldo social conseguido hace dos años que le ha dado un papel destacado en el Parlamento vasco.
La vuelta a la legalidad de Batasuna, aunque sea en forma de coalición con otros partidos, y las tendencias que marcan los sondeos permiten adivinar una reordenación del espacio nacionalista articulado, a semejanza del espacio constitucionalista, en torno, fundamentalmente, a dos partidos, uno de centro derecha y otro a la izquierda.
En este caso la peculiaridad sería que la izquierda nacionalista se estructura no en torno a un partido, sino a una coalición. En los dos espacios políticos, además, subsisten sendas formaciones minoritarias, Ezker Batua y Aralar, que luchan por consolidar su representación y alcanzar en algunas instituciones la llave que les permita inclinar la mayoría hacia un lado u otro.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 18/5/2011