ANTONIO BURGOS-ABC
- Si es por cara, por echarle cara, está claro quién ganará el ‘cara a cara’
Si al debate del lunes hubiera que ponerle una música de sintonía, no cabía otra que la de la sevillana de Manuel Melado: «Mírala cara a cara, que es la primera». La primera vez que se enfrentan Sánchez y Feijóo en igualdad de condiciones. Mira que Sánchez ha tenido tiempo en la legislatura que no ha agotado de tener un diálogo con Feijóo de igual a igual. Pero nunca había partido. No eran debates cara a cara, sino a cara de perro. Al no ser Feijóo diputado en el Congreso, el ‘encuentro de la máxima’, el derbi, el clásico, tenía que celebrarse en el Senado. Donde todo estaba a favor de Sánchez, sin tiempo tasado, ancha es Castilla, podía hablar cuantas veces y por la duración que quisiera, mientras las circunstancias de su intervención como de cagalástima hacían que el líder del PP quedara sólo un poquito mejor que Cagancho en Almagro.
Del debate del lunes se sacará en consecuencia que Sánchez, por encima de todo, colocará su rollo y lo que pone en la ficha que le han pasado sus asesores cuando se ha encerrado con ellos a preparar el encuentro. Y que el programa tiene un nombre muy negativo, muy poco imaginativo, muy dado a los malos pensamientos: ‘Cara a cara’. Porque es a las diez de la noche y los días van siendo cada vez más cortos, pero si lo llegan a poner más temprano lo prohíben en aplicación de la Ley de Memoria Democrática. Porque hubiera sido, lagarto, lagarto, un debate ‘cara al sol’, como en las manipulaciones habituales que el bloque progresista hace cantar a la extrema derecha, aunque de ese himno gigante y extraño no se acuerde ya nadie, ni los que acusan a sus adversarios de ser el No-Do cuando niegan la mayor en su habitual comunión general con ruedas de molino de lo que imponen como políticamente correcto acabar con España y todo lo demás es facha.
Podían, la verdad, haberle puesto otro nombre al debatito de marras y no esto del ‘cara a cara’. Tenían que haber mirado las acepciones y definiciones de ‘cara’ antes de anunciarlo primero y formalizarlo después. El DRAE, en su décima acepción, ofrece la definición coloquial de cara como «desfachatez». Y el ejemplo de uso que da a continuación parece que un resumen de lo que ha sido la legislatura de Sánchez: «Se necesita cara para hacer eso». Y si seguimos leyendo el DRAE, en la decimocuarta acepción de la voz encontramos: «adj. coloq. Caradura (II sinvergüenza).» No lo digo yo, ¿eh?, lo dice el DRAE, no vayamos a tenerla. Como habla de la «cara de cemento», del «por la cara», de «caérsele a alguien la cara de vergüenza» y de «no dar la cara». En el debate, pues, por la parte de Sánchez, habrá de todo, menos verdades de ‘verse las caras’ con Feijóo. Si es por cara, por echarle cara, está claro quién ganará el ‘cara a cara’. El que sigue teniendo la cara de decir que no miente, sino que cambia de opinión y que nunca jamás pactó con Bildu, ni que la parte antisistema de su gabinete dice y hace justamente lo contrario de lo que piensa el Gobierno. Ah, y que la economía va como una moto. ¡Cuánta cara vamos a ver en el debate cara a cara!