FERNANDO GAREA-El Confidencial
El líder del PP hace cambios que apuntan a la moderación del discurso y a la posibilidad de acuerdos con el Gobierno de Pedro Sánchez
La profundidad e intensidad del giro las limita el hecho de que el propio Casado siempre ha apoyado sus decisiones y porque el triunfador es Teodoro García Egea, número dos del partido. La principal es la depuración de Cayetana Álvarez de Toledo y su sustitución por Cuca Gamarra. Y le siguen el nombramiento de Ana Pastor como vicesecretaria de Política Social y el ascenso de José Luis Martínez-Almeida al cargo de portavoz nacional del PP.
Los tres nombramientos, que se ratificarán el jueves en una Junta Directiva Nacional telemática, tienen en común la aparente búsqueda de un lenguaje político más moderado, con opciones de acuerdos con el Gobierno, además de mantener una lógica de afinidades personales del líder del PP y de disputas internas y luchas de poder en el partido.
El nombramiento de Álvarez de Toledo como portavoz del PP ya fue cuestionado en su momento por destacados dirigentes del partido, así como barones regionales como el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Ahora, Casado se apea de su gran apuesta, que mantuvo contra viento y marea. En su conversación de este lunes con Álvarez de Toledo, relatada por la ya exportavoz, el líder del PP ha hecho una enmienda de totalidad a todos sus argumentos habituales. Rechaza ahora Casado cualquier posibilidad de acuerdos con el Gobierno y cuestiona conceptos como el de la «guerra cultural» para hacer frente a la izquierda y el independentismo.
En las recientes elecciones autonómicas vascas y gallegas, fue excluida de la campaña electoral. Y eran un secreto a voces sus enfrentamientos y sus disputas de poder con el número dos del PP, Teodoro García Egea. De hecho, el equipo de Álvarez de Toledo considera que García Egea es el inspirador de la destitución, por lo que ven una falta de autoridad de Casado.
Su actuación política mostraba un discurso radical e hipercrítico con el Gobierno, con discrepancias notables con la cúpula de Génova. Desde la sede del partido, se entendía que la responsabilidad de un portavoz parlamentario es la de ejecutar la estrategia del líder, pero no crear doctrina ideológica y diseñar su propia gestión.
En una entrevista reciente en El Confidencial, la hasta ahora portavoz parlamentaria del PP expresaba su discrepancia con la dirección del partido y, especialmente, con el principal barón popular, Núñez Feijóo, justo después de que este revalidara su mayoría absoluta en Galicia.
En las últimas semanas, desde la sede del PP se recortó su poder al imponerle la destitución de Gabriel Elorriaga como asesor parlamentario, precisamente como gesto para frenar su atrincheramiento en el Grupo Parlamentario Popular. De hecho, en su comparecencia ante los periodistas, Álvarez de Toledo se ha referido a la “invasión de competencias” por parte de García Egea y ha señalado que el propio Casado le explicó este lunes que una de las razones de su destitución es haberlo denunciado en una entrevista en ‘El País’. La hasta ahora portavoz se ha ido del cargo dejando constancia de sus discrepancias con Casado y de su discurso radical, aunque ella niegue siempre esa categoría.
Álvarez de Toledo procede de FAES, la fundación de José María Aznar, y es considerada como una persona muy próxima al expresidente. Y enfrentada al otro expresidente del PP, Mariano Rajoy, cuya gestión y posición criticó duramente en su momento. De hecho, otra de las claves de los movimientos de Casado es la de alejarse algo de Aznar para acercarse algo a Rajoy.
Gamarra empezó su carrera en la política nacional con Rajoy, con quien llegó a la dirección del partido y fue alcaldesa de Logroño. Este ángulo es especialmente significativo en el caso de Ana Pastor, una de las personas de mayor confianza del anterior presidente del Gobierno, que pasa a ser vicesecretaria de Política Social. La exministra de Fomento y Sanidad y expresidenta del Congreso ha ido ganando peso en el PP y en el equipo de Casado, De hecho, el líder de la oposición la designó como representante del partido en la comisión de reconstrucción, en busca de una negociación y de acuerdos.
Con ella estuvo también Gamarra y fue excluida Álvarez de Toledo, la única portavoz de los grupos que, significativamente, no estuvo en esa comisión. La dirección del PP destaca, precisamente, la capacidad de negociación de las dos. Esa capacidad hay que ponerla en el contexto del curso político que se inicia, en el que se avecina el estallido de la crisis económica y social que ya se atisba y el temor a una segunda oleada de la pandemia en otoño.
Álvarez de Toledo ha mencionado ese contexto del nuevo curso como causa de la destitución. No significa que el PP vaya a votar los Presupuestos Generales del Estado para 2021 junto a Unidas Podemos, algo que resulta hoy por hoy impensable, pero sí facilita algunos acuerdos, como los de renovación institucional pendientes. También para la gestión de fondos europeos, que empezarán a llegar a final de año.
En ese contexto se sitúan las elecciones catalanas, previstas para los próximos meses y sobre las que Álvarez de Toledo mantiene una posición radical. Y completa ese contexto la moción de censura anunciada por el líder de Vox, Santiago Abascal, que podría celebrarse en septiembre. Entonces, la imagen de moderación que buscaría Casado contrastaría con el discurso de Vox.
El tercer nombramiento es el del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, como portavoz del PP. Es muy significativo, porque se crea un cargo específico para él y Casado parece querer aprovechar la imagen que Almeida se ha forjado durante la pandemia. Por ejemplo, logró un acuerdo de todos los partidos, sin exclusión, en el Ayuntamiento de Madrid, y transmitió una imagen de moderación.
Además, Almeida es amigo de Casado y fue su gran apuesta para las elecciones municipales de 2019, incluso en contra de destacadas voces del PP. Junto a él seguirá como responsable de Comunicación Pablo Montesinos, persona de máxima confianza de Casado.
El ascenso de Almeida logra también sacar mínimamente del foco público a García Egea, que en momentos destacados hacía de portavoz.
El reto de Almeida es combinar la gestión municipal con la difícil portavocía en la que deberá pronunciarse sobre todo tipo de asuntos, muchos de ellos incómodos.