Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
La oposición de los Comunes a la construcción en Tarragona del complejo ‘Hard Rock’ fue la excusa que inició el miércoles una explosión, absolutamente descontrolada, cuyo últimos efectos nadie es capaz de adelantar. De entrada se cargaron los Presupuestos catalanes, lo que a su vez derribó al Govern, cuyo president se vio obligado a convocar elecciones anticipadas que se celebrarán entre las vascas y las europeas formando un trimestre electoral infernal. Hay más. Las elecciones son catalanas pero tienen efectos tanto al norte como al sur del Ebro. Porque el final de la legislatura acaba con el actual Govern y también con el proceso de elaboración de los Presupuestos Generales del Estado, que difícilmente podrían encontrar los apoyos necesarios por parte de los partidos catalanes que pasan de ‘colaboradores unidos necesarios’ de las andanzas de Sánchez a adversarios feroces por el poder en Cataluña. El hecho de que todo haya partido de los Comunes, que son parte de Sumar, que es el socio imprescindible del Gobierno central, añade una simpática nota de color al panorama. ¿Podría ser peor? Sí. Al contrario de lo que sucedía en la película ‘El jovencito Frankenstein’, podría seguir sin llover, lo que prolongaría la actual sequía.
En Cataluña se le complica la situación a Sánchez, tanto más cuanto mejor lo haga su candidato Illa, que suponiendo que los tiempos procesales le sean benévolos puede ganar perfectamente las elecciones. Pero no las ganará por mayoría absoluta, así que tendrá que buscar socio para gobernar. ¿A quién elegirá? El socio natural sería ERC, pero ¿estará conforme Junts, que aspira a presentar a Puigdemont y a quien ese escenario desluciría su vuelta ‘triomfant’ en loor de multitudes?
Debajo del Ebro, los presupuestos de 2024 mueren antes de nacer y lo hacen en un momento crucial, cuando hay que empezar a reflejar las exigencias de consolidación fiscal -lea recorte en el gasto- impuestas por la UE, y con ellos mueren temas como la ‘fosilización’ de los impuestos extraordinarios a la banca y a la energía y los cambios que pretendía introducir aquí el PNV para evitar la pérdida de inversiones locales.
También se verán afectadas seriamente las cuentas de las distintas comunidades autónomas pues habrá que prorrogar el actual techo de gasto y no se podrá hablar de la condonación de las deudas, lo que elevará el gasto en intereses adjunto a ellas. Si antes era difícil alcanzar un acuerdo en el sistema de financiación autonómico, ahora, con el País Vasco y Cataluña absortas con sus elecciones, con el clima político enloquecido y con las balanzas fiscales pululando por el albero, resultará imposible.
Tenemos el entretenimiento asegurado para varios meses. ¿Quién se ocupará de los problemas reales del país mientras tanto? No conozco a nadie mejor que usted mismo.