Arcadi Espada, EL MUNDO 20/11/12
Hace ahora 15 años publiqué un libro llamado ContraCatalunya. Estaba escrito en castellano, pero llevaba el título en catalán para advertir que yo no había querido escribir un libro contra Cataluña, legítima intención que no era entonces mi intención. ContraCatalunya era una crónica del pujolismo titulada con las dos palabras que servían para tapar la boca a toda forma de disidencia: no escriba esto, no haga esto, no investigue esto, no piense esto, porque esto va… contraCatalunya. Sorprendentemente mi libro no arredró a los nacionalistas, que siguieron utilizando el tapabocas cada vez que lo creyeron conveniente. Y que lo siguen haciendo: las dos palabras han reaparecido con vigor después de que este periódico haya publicado diversas informaciones que afectan a la honradez de las familias Mas y Pujol y a otros dirigentes nacionalistas. Sin pensárselo, como en un automatismo, los nacionalistas han vuelto a decir que se trata de una jugada indigna, diseñada en las cloacas del Estado, y que va C.C. (Si lo pongo ahora con sus iniciales es para recuperar uno de los sentidos ocultos del título de mi libro: Cristi Catalunya, esa organización seminal en su vida y su obra que Jordi Pujol fundó en 1954). Los nacionalistas no se limitan a presentar las querellas a que tienen perfecto derecho, sino que las adoban con la descripción de malignos planes del Estado contra Cataluña; con lo que reproducen los procedimientos que reprochan, y el principal, que es acusar sin pruebas.