EL MUNDO – 26/01/16
· El independentismo catalán se mostró ayer dispuesto a cerrar la puerta a la investidura de Pedro Sánchez. Ni Convergència ni ERC contemplan, hoy por hoy, respaldar un eventual pacto entre el PSOE, Podemos e IU para desalojar al PP de La Moncloa.
· Sabedores de que sus 17 diputados son determinantes para apuntalar una posible alianza de izquierdas, las fuerzas soberanistas catalanas aclararon ayer que descartan prestar sus votos a Sánchez para convertirlo en presidente del Gobierno en detrimento de Mariano Rajoy.
La más explícita fue Convergència. «No sólo no votaríamos a favor de la investidura de Sánchez, sino que tampoco nos abstendríamos. De ninguna manera», sostuvo ayer Marta Pascal.
La portavoz convergente defendió que su partido actúa por «fidelidad al pueblo de Cataluña» y «coherencia» con el programa electoral de Democràcia i Llibertat –la marca con la que CDC concurrió a las generales–. Pascal incidió en que su postura sólo variaría si el presidenciable socialista asumiera la hoja de ruta del Govern para consumar la independencia catalana en 2017. Aunque es obvio que podría hacer cambiar de parecer a Convergència, la nueva voz de la formación nacionalista ni siquiera quiso especular con la posibilidad de que el Partido Socialista se comprometiese a celebrar un referéndum en Cataluña.
La estrategia del partido de Artur Mas pasa por enrocarse y esperar acontecimientos. Y mientras espera el inicio de las conversaciones entre el PSOE y Podemos, Convergència se limita a ridiculizar ocurrencias de Pablo Iglesias como la creación de un ministerio de plurinacionalidad. Una idea que, para Pascal, no pasa de «experimento estrambótico».
Algo menos tajante fue ERC, aunque sus condiciones para respaldar o al menos tolerar la investidura de Sánchez son tan inasumibles para el PSOE como las que Convergència pone sobre la mesa. El diputado de los republicanos, Joan Tardà, defendió ayer que su partido está abierto a «apoyar a las izquierdas de todo el Estado», pero solamente «si respetan la soberanía del pueblo de Cataluña». Dicho de otro modo, Tardà advirtió de que ERC «no avalará un Gobierno autodenominado progresista si éste no reconoce el derecho de autodeterminación de Cataluña».
Los parlamentarios republicanos se sienten cómodos en su papel de soldados enviados al Congreso para defender el proceso secesionista. Tardà reivindicó ayer de nuevo el rol castrense que promete desempeñar junto a Gabriel Rufián en las Cortes y se regocijó ante la incapacidad de PP y PSOE para formar Gobierno tras la fractura del bipartidismo.
«Cinco semanas después de las elecciones generales podemos decir que el sainete que estamos viendo en Madrid es francamente ridículo, o sea que a partir de ahora nos gustaría que antes de reírse de los demás se rían de ellos mismos», espetó el veterano diputado de ERC, para después jactarse de haber logrado evitar unas nuevas elecciones en Cataluña gracias al acuerdo a tres bandas entre su partido, Convergència y la CUP que conllevó el abandono de Mas.
Salvada la legislatura catalana, las fuerzas independentistas no renuncian a jugar un papel decisivo en la gobernabilidad de España. Aunque sea para bloquearla.
EL MUNDO – 26/01/16