Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

Para que las empresas inviertan con tanta incertidumbre es imprescindible que se aclaren las reformas fiscal y laboral

La visita del Rey a Bilbao incluyó un acto singular, celebrado en el Museo de Bellas Artes en el que tuvo ocasión de oír de primera mano las preocupaciones de los empresarios vascos. Fue singular porque escapó de las restricciones habituales de este tipo de actos y dio la posibilidad de entrar en un debate más cercano y directo. Evidentemente, Felipe VI no es la persona que va a diseñar los programas de reconstrucción, ni va a seleccionar los sectores a apoyar, ni va a proponer las ayudas a proporcionar a las empresas. Por eso, aparte del interés formal y protocolario creo que es necesario fijarse más en las opiniones vertidas por los empresarios.

La primera de todas es la petición al Rey del presidente de Cebek, Iñaki Garcinuño, de que mantenga su apoyo al Concierto Económico. Cualquier momento es bueno para hacerlo, pero creo que el Concierto no está en peligro, ni siquiera en estos momentos de graves carencias de las cuentas públicas. Claro que sería bueno aclarar sus puntos oscuros para desmontar los ataques más peligrosos, por más certeros. Euskadi no es un paraíso fiscal para sus ciudadanos. Ni mucho menos. Para demostrarlo basta con observar el sentido de los movimientos de los contribuyentes individuales. Ni uno se mueve hacia el norte, todos hacia el centro. ¿Acaso son todos bobos? No es probable. Pero sí sería conveniente que alguien -mejor que nosotros no lo hará nadie-, se tomara la molestia de aclarar los flujos del Cupo que ni se explican bien, ni se entienden fácilmente. Eso, unido a la inconveniente y sospechosa coincidencia que se da entre los acuerdos sobre el Cupo y las urgencias de los partidos que ocupan el Gobierno en Madrid, forma el caldo perfecto para la crítica fácil.

Además, el Concierto va a tener que jugar un papel protagonista en la lucha contra la crisis provocada por el Covid-19. Los planteamientos fiscales van a ser determinantes a la hora de reanimar la actividad y tener la capacidad que nos proporciona el sistema es una ventaja que no podemos desaprovechar. Es el momento más oportuno y la actuación más necesaria.

«Ni siquiera sabemos si bajarán los impuestos, como han hecho Alemania e Italia, o si los subirán»

Luego, los presidentes de CEOE y Confebask hicieron discursos coincidentes, lo cual no puede extrañar a nadie. Eduardo Zubiaurre habló de la necesidad de que los presupuestos públicos adopten un carácter expansivo -una preocupación de la que puede desprenderse sin miedo pues así será-, y ofreció la disposición de los empresarios a invertir, incluso en estos momentos de incertidumbre, una necesidad social de primer orden. Solo ella podrá salvarnos y sin ella no habrá salvación posible.

Para hacerla realidad es imprescindible que el Gobierno, todos los gobiernos, den lo que les pidió Antonio Garamendi: certezas y seguridad. No de rentabilidad, que el riesgo es inherente a la profesión, sino del marco jurídico. La ministra de Industria, Reyes Maroto, asegura hoy en estas mismas páginas que el Gobierno de Pedro Sánchez proporciona certezas. Si es así, que no lo creo, es obvio que no son suficientes. ¿Sabe alguien por dónde caminará la reforma fiscal? Ni siquiera podemos adivinar si será en el sentido de las bajadas de impuestos, como se ha hecho en Alemania e Italia o hacia una subida de los mismos, como proclaman varios miembros de gabinete. ¿Y la reforma laboral, se dirigirá hacia su extinción, como piden los sindicatos y la mitad del Gobierno o hacia su refuerzo como solicita Holanda entre otros? Por supuesto que no tenemos que hacerle caso al ‘malvado’ Mark Rutte, pero si vamos a pedirle dinero…, igual tiene derecho a opinar sobre el uso que le vamos a dar. ¿No cree?

Mientras escribo estas líneas, se debate en Bruselas el destino final del Fondo de Reestructuración, el ya famoso ‘Nueva Generación UE’. No puedo darle noticias sobre el resultado final, pero si asegurarle que la solución no será la que proponemos nosotros. Será más dura.