ABC 03/07/15
· «El problema no serán las palabras» en la reforma constitucional, asegura la exministra
Carme Chacón dio ayer un significativo espaldarazo a la tesis del PSC de que una eventual reforma de la Constitución deberá reconocer la «nación» catalana. Y no lo hizo en cualquier sitio sino en la sede de Ferraz, en calidad de secretaria de Relaciones Exteriores del PSOE, y un día después de que el secretario de Libertades Públicas, Patxi López, dijera lo contrario: el PSOE solo reconoce «la diversidad» de España, no su plurinacionalidad.
· Almuerzo distendido: Iceta comunicó a Sánchez el miércoles en una comida en Barcelona el contenido del programa del PSC Entendimiento En el PSC se asume que una parte del partido no acepta su idea de España, pero no en la dirección
Lo de Chacón, ayer, se produjo en rueda de prensa con la esposa del dirigente opositor venezolano encarcelado Leopoldo López, Lilian Tintori, con quien Pedro Sánchez acababa de mantener una reunión de trabajo. Quien va a ser número uno al Congreso por Barcelona en las próximas elecciones generales intentó resaltar más del programa del PSC la renuncia explícita al «derecho a decidir» que la defensa de la «plurinacionalidad», pero admitió que esa es la «solución federal»; algo que otros barones socialistas no aceptan. Ya lo defendió en julio de 2010, recordó, cuando escribió un artículo sobre la necesidad de este cambio territorial junto al expresidente Felipe González.
Ayer, Chacón aseguró que el PSOE tiene «una cosa muy clara», y es que, a la hora de resolver la crisis que atraviesa España, «el problema no van a ser las palabras». Ella avisó al PSC que no encabezaría una candidatura al Congreso con un programa «que le hiciera el juego al independentismo». «Ni el centralismo aferrado al statu quo de la derecha, que es aquello de subirse a un avión y decir “pónganse los cinturones, hay turbulencias, ya pasarán”; ni tampoco quienes quieren dividir y separarnos del resto de España, pero dividir también a la sociedad española e incluso dividirse ellos. Nosotros somos los de la solución», remachó.
Lo curioso de la polémica abierta por el reconocimiento de la «nación» catalana en el programa del PSC para las elecciones autonómicas del 27 de septiembre llega en un momento de buenas relaciones entre los dirigentes del PSOE y sus socios. El miércoles estuvieron comiendo reservadamente en Barcelona Pedro Sánchez y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, en un ambiente distendido. Iceta trasladó al líder socialista las líneas generales del documento y ambos valoraron el paso que supone dar carpetazo al derecho a decidir que no hace sino engordar las expectativas nacionalistas.
Pero el problema de las dos almas «nacionales» es indisoluble y va a seguir siéndolo, según fuentes tanto del PSOE como del PSC. Los socialistas catalanes no pueden renunciar a ello, dicen, porque se rompería el partido por los sectores más catalanistas –algunos ya fuera del partido–, y cuyo máximo exponente es ahora es el alcalde de Lérida, Àngel Ros, defensor del derecho a decidir. Y en el resto de España ocurre lo contrario. Ni la todopoderosa federación andaluza, ni Extremadura, Asturias o Castilla-La Mancha van a comprar los argumentos del PSC.
Los socialistas catalanes, por contra, tratan de reducir a la mínima expresión la brecha abierta con gran parte del PSOE a cuenta de la consideración de Cataluña como nación.
PSC: «Diferencia de matiz»
En este sentido, señalan que las palabras del miércoles de Patxi López no son nada más que «diferencias de matiz» sobre la definición de Cataluña como nación. «No hay tema», insisten fuentes de la formación al ser preguntadas por las manifestaciones del exlendakari y secretario de Libertades Públicas del PSOE. Para sustentar esta estrategia de negación de puntos de fricción entre unos y otros, desde el PSC se añade que «nunca como en este momento el trato con el PSOE ha sido tan bueno», dado que la relación entre Pedro Sánchez y Miquel Iceta es «absolutamente fluida».
Sin embargo, la consideración de Cataluña como una nación es una línea roja para muchos barones socialistas y para buena parte de la vieja guardia del PSOE. Pero en Cataluña se intenta poner el acento en el hecho que el PSC ha dejado atrás su adhesión al «derecho a decidir», el elemento que en los últimos años llegó incluso a poner en riesgo su alianza.
Durante un largo periodo, la relación entre las dos formaciones estuvo al borde de la ruptura. Descolocado el PSC ante la irrupción del proceso soberanista, el partido llegó a plantearse durante unos meses una estrategia que le conducía a la irrelevancia: abstenerse por sistema en cualquier votación relativa al proceso soberanista. Solo la llamada Declaración de Granada de julio de 2013, que suscribieron no sin pocas tensiones Alfredo Pérez Rubalcaba y Pere Navarro, comenzó a restañar las heridas entre ambos partidos, abrazados, aunque tambaleantes, en el objetivo común de la reforma federal de la Constitución. El PSC, como sea, no ha salido indemne del vendabal político que ha supuesto el proceso soberanista, y de dominar la Generalitat y ser la fuerza hegemónica en el municipalismo, ha pasado en algunos casos a ser la quinta fuerza, como en el caso del Ayuntamiento de Barcelona. Las encuestas auguran un nuevo retroceso en las próximas elecciones autonómicas y generales. Ante ambas citas, y sabedores de que ahora mismo el partido solo se aguanta electoralmente sobre el votante de la Barcelona metropolitana –votante de obediencia PSOE–, el partido se presenta con Chacón y un Iceta refractario al «proceso».
En este contexto, las mismas fuentes entre los socialistas catalanes dan por descontado que hay una parte del PSOE que «nunca entenderá» que el PSC defienda España como una realidad «plurinacional»: «Las diferencias con algunos miembros del PSOE son conocidas, no hay novedad al respecto. Lo preocupante es que esas diferencias, aunque fuesen de matiz, las expresase el secretario general, y no es el caso», se añade desde el partido. Efectivamente no ha hablado Pedro Sánchez, aunque sí dos representantes destacados de su Ejecutiva.
En cualquier caso, y aunque asumiendo que buena parte del partido pueda estar en contra, en la actual dirección del PSC se aprecia una mayor receptividad a ciertos planteamientos en el PSOE. Aseguran que así lo están comprobando los socialistas catalanes –es el caso de Maurici Lucena– que participan en el «comité de sabios» que asesora a Pedro Sánchez. «Incluso se abordan asuntos que antes no se tocaban», añaden. En este contexto, y más que sobre las diferencias que puedan existir, en el PSC se valora la decidida apuesta por una reforma federal de la Constitución que ha asumido el PSOE. Iceta se muestra convencido de que la próxima legislatura habrá una mayoría en Las Cortes favorable a ese cambio, una bandera que el PSC, tras unos años arrastrados por la corriente soberanista, reivindica como propia. El PSC lo fía todo a la reforma de la Carta Magna, aunque antes tendrá que contentar a buena parte de sus correligionarios.