Charlando con Nadie

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • La descabezada Inteligencia de don Nadie avanza gracias a algoritmos cuyos resultados se parecen a la magia, dado el nivel de la tecnología

La Inteligencia Artificial charlatana es impresionante, para qué lo vamos a negar. Pero también te digo que, al menos en su versión española, he vislumbrado ahí, y hasta olido, la presencia de Tezanos, el espíritu ‘Deprisa, deprisa’ y el inconfundible sello ‘Newtrola’. Mira lo que me suelta la red neuronal de marras: «Es importante tener en cuenta que el gobierno español está tomando medidas para mejorar la solvencia del sistema de pensiones y garantizar que siga siendo sostenible a largo plazo». ¿No es maravilloso? Quiero decir que a don Nadie o doña Nadie (porque eso es un vacío lleno de palabras) le parece importante que yo considere los esfuerzos del Gobierno, pues las medidas que toma persiguen dar solvencia al sistema de pensiones. Sánchez y Escrivá buscan garantizarla, no otra cosa. Ah, y la sostenibilidad existe a día de hoy («siga siendo sostenible»). O sea, un consejito seguido de tres trufas.

La gracia del asunto es que aquí no hay fulero al que culpar. La descabezada Inteligencia de don Nadie aprende y avanza gracias a algoritmos cuyos resultados se parecen a la magia, dado el nivel de la tecnología. Quien se quede solo con el ejemplo anterior discrepará: ¿qué magia ni qué niño muerto? ¡Eso es un tertuliano de TVE! No, no, vayamos por partes. La red que se autocrea parece lo que parece porque bucea en las informaciones disponible sobre la actualidad española, y lo que allí se encuentra, con sus sesgos de jerarquización, es, por lo que hace al tema planteado, propaganda. Si le preguntas por la era victoriana, el resultado es bastante pulido.

En ese momento estoy a punto de pagar cien euracos por una suscripción anual que ofrece ventajas como respuestas más largas, enlaces, etc. Los libros son y serán imprescindibles, y las obras de referencia en concreto constituyen una de mis mayores dichas solitarias. Pero la verdad es que el ahorro de tiempo sobre una búsqueda en Wikipedia, por ejemplo, es innegable, y ni todos los temas, ni todos los usos, ni todas las preguntas, ni todos los usuarios requieren en todo momento de una búsqueda rigurosa y erudita en la biblioteca. ¡Así que vengan esos cien! Pero entonces me freno: un momento, voy a pedirle que me cuente las fusiladas de Marx a Dickens. Empieza reconociendo las similitudes señaladas por «algunos críticos y estudiosos». Pero soy yo quien tiene que haber leído a Paul Johnson, porque doña Red Neuronal no me da la pista. Se despacha con una afirmación que no compromete: «La cuestión de si Marx tomó pasajes de Dickens para escribir sus obras sigue siendo un tema de debate entre los críticos literarios y los estudiosos de la obra de Marx». Ni una referencia, la condená.

Cuando me ha comunicado que la deconstrucción puede promover la justicia y la inclusión social ha aparecido el catalán que llevo dentro y me ha impedido pagar los cien pavos. Quiero comprarlo y a la vez no quiero.