IÑAKI EZKERRA-EL CORREO

  • Sánchez pasa del zarandeo al asalto directo de la Justicia con su argucia autoritaria

No es una cuestión cualquiera, sino la que brinda un marco definido, fiable y estable de debate y de acción política a todas las demás cuestiones. La seguridad jurídica no es un lujo y menos un obstáculo para la democracia, sino su base. Y, con la argucia autoritaria de modificar el procedimiento de elección del máximo órgano de los jueces, Sánchez pasa del zarandeo al asalto directo de la Justicia. Usa las reglas del juego que le han permitido llegar al poder para cambiarlas al servicio de sus intereses. Hace, en fin, puro chavismo, y -como Chávez en su día, como hoy Maduro- trata de vender como democrática una trampa que atenta de modo frontal y básico contra el propio Estado de Derecho. Aquí ya no estamos ante los amagos y trucos de ilusionismo a los que Sánchez nos tiene acostumbrados. Aquí ya no se trata de jugar a la izquierdita y a la derechita, como algunos quieren seguir jugando. Aquí no nos hallamos ante una cuestión de ideologías progresistas o conservadoras entendiendo por éstas las opciones que caben en el marco constitucional y jurídico. Aquí hay alguien que, por primera vez desde la Transición, se propone cambiar a su arbitrio ese marco.

Cuando Sánchez ganó la moción de censura el 1 de junio de 2018, uno escribió que había dado un brinco de pértiga con triple salto mortal en el trapecio para caer sobre el alambre de una legislatura imposible. Hoy, dos años y cuatro meses después, en una tercera legislatura que no dista de aquélla en su carácter circense, uno tiene, sin embargo, la sensación de que los papeles se han invertido y de que el funambulista no es Sánchez, sino la ciudadanía, que atraviesa el alambre de su mandato como si caminara sobre las cataratas del Niágara con la mirada fija en el puerto seguro de unas próximas elecciones. Hoy el vértigo lo padece toda España menos él. Es una irónica paradoja que se proponga cambiar las reglas del pilar judicial quien a su vez se agarra a las reglas del sistema para mantenerse en La Moncloa. En este país ya lo único que es sólido es el derecho de Sánchez a concluir su mandato. Los demás derechos de los españoles son material líquido, algo que se diluye en la chavización del sanchismo y la podemización del PSOE.

Argumentar que la culpa de esta deriva chavista de Sánchez la tiene Casado por no ponerse de acuerdo con él en la renovación del CGPJ es entrar en la lógica locoide del maltratador que agrede a la compañera porque le ha dado motivos para ello mirando a otros hombres. Sánchez va a asaltar el Poder Judicial por culpa de esta oposición reaccionaria que no le es fiel. De tanto jugar verbalmente con los géneros, aquí hay quienes confunden la derecha con el Derecho. Y quieren acabar con ambos.