TONIA ETXARRI-EL CORREO

Pronto sabremos si la reacción de Sánchez al toque que recibió de Europa significa tan solo un paréntesis en el fragor de su batalla ‘a cara de perro’ con la derecha o esa advertencia sirve para encauzar la negociación en cuanto pase la marea de la moción de censura de Vox en el Congreso. Fue un aviso, el de Europa, contra el plan del Gobierno de controlar el Poder Judicial. Porque la idea europea de la Justicia se fundamenta en reforzar la independencia judicial reduciendo la influencia del Poder Ejecutivo y Legislativo. Justo lo contrario de lo que pretendía Moncloa con su reforma para rebajar las mayorías cualificadas de los tres quintos a la mitad más uno para designar a los vocales del Poder Judicial.

Ese es el criterio conocido del Consejo de Europa que logró agitar el tablero de La Moncloa. Porque a Sánchez se le oyó por primera vez manifestar su disposición a recuperar la negociación con el PP. Y se cruzaron las condiciones de Casado que no parecen descabelladas. A Casado le ocurre lo mismo que le pasaba a Sánchez antes de que éste fuera presidente del Gobierno de coalición. Que le parece pernicioso para la democracia que Podemos meta sus manos en el organigrama de la Justicia. Porque Sánchez, cuando era Pedro, sostenía que no podía llegar a un acuerdo con Podemos «para que jueces y fiscales estén a sueldo de Iglesias y Monedero». Eso sigue pensando Casado. Pero Sánchez, no.

Veremos en qué queda el papel de Podemos si se producen las conversaciones. No es la primera vez que Pedro margina a Pablo de acuerdos como el de la fusión de Bankia y CaixaBank. Pero ahora se trata de controlar la Justicia. Y ante su posible imputación penal, Iglesias no deja de presionar a cualquier toga que se mueva en la dirección que no le gusta.

Habrá que esperar a que pase la moción de censura de Vox. Que fracasará con una votación que solo sumará 52 diputados. Pero el partido de Abascal no busca un triunfo parlamentario sino hacerle un marcaje al PP. Vox va subiendo en las encuestas porque está capitalizando el descontento de la población con el Gobierno y apuesta por hacerle el ‘sorpasso’ al PP en poco tiempo. Son muchos los parlamentarios de centro derecha que ven razones sobradas para censurar a Sánchez por su gestión de la pandemia. Pero si una moción de censura no tiene posibilidad de ganar, tan solo acabará reforzando al interpelado, que resultará beneficiado y obtendrá el pretexto para seguir aplicando un cordón sanitario a la derecha radical.

En el Parlamento vasco ya se lo han hecho. Se consumó el boicot a la única representante de Vox la semana pasada. PNV y EH Bildu no participan en los debates que esta formación plantee en la Cámara. Y socialistas y Podemos le irán aplicando el ‘apagón’ a la carta. Según el día. Solo PP+Cs le replican como a cualquier otro grupo. Estamos en un mundo al revés. Bildu, sí. Vox, no.

El blanqueamiento de los herederos de ETA ya ha cuajado. En el Congreso y en el Parlamento vasco. El PNV, ante la posibilidad de que los extremos se retroalimenten, se inclina por uno de ellos: Bildu «es un agente político más» mientras que Vox supone un peligro. Y los socialistas aplaudiendo las intervenciones de los compañeros de Otegi. Ni en el Parlamento andaluz, ni en Castilla y León, Murcia ni en Madrid se ningunea a una fuerza parlamentaria. En Euskadi, sí. El lehendakari Urkullu se permite perdonarles la existencia. Tratándolos como una fuerza política más. El PNV sabe lo que es estar en la procesión y repicando.