CIU da un paso atrás

ALBERTO AYALA, EL CORREO 27/03/13

· La asfixia económica y la decadencia política de la coalición nacionalista fuerzan a Artur Mas a retomar el diálogo con el Gobierno de Rajoy.

Ha hecho falta que la situación llegara hasta el mismo borde del precipicio para que el president de la Generalitat, Artur Mas, diera su brazo a torcer y expresara su deseo de reabrir los puentes de diálogo con Madrid, rotos por él mismo y por el nacionalismo catalán en su conjunto con su desafío soberanista al Estado. El Gobierno de Rajoy no ha dudado, se ha apresurado a recoger el guante y ya asoman algunos acuerdos.

¿A qué obedece el paso atrás de CiU? Lo primero, y más importante, a razones económicas. Las arcas catalanas siguen al borde del ‘crack’. Los tijeretazos al Estado del bienestar continúan en esa comunidad. Y el único paño caliente a esta verdadera situación de emergencia solo lo puede poner el Gobierno central. El cómo es sabido: suavizando el techo de déficit. Una medida que supondría este año para la Generalitat una inyección extra de 2.000 millones de euros, maná salvador para aliviar los cajones de facturas impagadas.

Pero, además, existen argumentos políticos, tanto de índole interna como externa. La ‘brillante’ jugada de Mas de adelantar las elecciones autonómicas con el objetivo de reforzar su mayoría en el Parlament a rebufo de la marea soberanista se saldó con el sonoro bofetón de todos conocido. CiU y PSC se hundieron estrepitosamente y quienes rentabilizaron la situación fueron los independentistas de ERC liderados por Oriol Junqueras.

Cinco meses después, Mas vive a expensas del aire que le insufla Esquerra, pero solo en tanto mantenga el compromiso de celebrar la consulta soberanista en 2014. La sociovergencia (CiU-PSC) es más improbable que nunca. Los vínculos entre CDC y sus socios de Unió son apenas hilvanes. Y la marea de la corrupción ha dejado fuera de juego nada menos que al ‘número dos’ de Convergencia, Oriol Pujol, hijo del expresident y candidato de futuro a la Generalitat, de momento. Con este cuadro de situación, el golpe de timón era cuestión de supervivencia.

Escenificación rápida

La escenificación ha sido rápida. El sábado día 16 el president emplazaba a sus consellers a buscar acuerdos con Madrid para sortear la gravedad del momento. El jueves, Josep Antoni Durán i Lleida hacía lo que mejor sabe: se plantaba en Madrid e instaba a Rajoy al diálogo en uno de esos desayunos de trabajo tan habituales en la villa con dos invitados inesperados: la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, y el ministro de Exteriores, García-Margallo. El político catalán con mejor imagen en la capital de España y, a la vez, el más censurado por las bases convergentes planteaba controlar primero la crisis y luego, solo luego, hablar de consultas. Todo un regalo dialéctico para los oídos del Ejecutivo español.

A la ‘número dos’ de Rajoy le faltó tiempo para aceptar la oferta de mano tendida de Mas en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. No solo. El mismo viernes, en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, el ministro Cristóbal Montoro avanzaba la noticia más esperada por la Generalitat –y por otros gobiernos autonómicos, como el vasco–: que lo que hasta anteayer era imposible, flexibilizar el objetivo de déficit, es posible. En paralelo, CiU recibía la promesa de que la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones seguirá en la Ciudad Condal.

¿Todo encarrilado? No. Simplemente desatascado. Diálogo no es sinónimo de acuerdo y menos en una situación tan enrevesada como la catalana. Levantar la mano con el déficit es una cosa y el pacto fiscal que exigió Convergencia para renunciar a poner en marcha la maquinaria secesionista –que sigue activada– otra bien distinta.

Promesas de campaña

En noviembre, en la campaña para las autonómicas, la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se mostraron firmes partidarios de que el Gobierno español, su gobierno, mejore la financiación de Cataluña. Por ejemplo, con la fijación de algún límite a la aportación al fondo de solidaridad con las comunidades más pobres. Objetivo: evitar que el Principado, con una renta per cápita superior a casi todas las comunidades, ofrezca unos servicios públicos a sus ciudadanos peores que otras autonomías con menos ingresos.

Madrid no ha llegado a concretar una oferta, al menos que haya trascendido. La transacción económico-política (financiación a cambio de aparcar la consulta soberanista) no parece tan sencilla. Porque Mas ha ido muy lejos y un sector de la ciudadanía no lo entendería. Porque ERC ya ha avisado que si se frena el proceso le dejará en la estacada. Y porque CiU no tiene hoy por hoy salvavidas socialista alternativo al que asirse.

Los ministros Montoro y Báñez se desplazarán tras la Semana Santa al Principado para escrutar el margen de acuerdo. Ajuria Enea y Sabin Etxea siguen con atención estos movimientos. Piensan que un eventual acercamiento en el problema catalán podría ayudar a engrasar el acuerdo Madrid-Vitoria sobre el Cupo.

ALBERTO AYALA, EL CORREO 27/03/13