-El Español
El autor, afiliado de Cs, plantea algunos de los cambios que entiende que debería introducir el partido en su próximo congreso para ahondar en la democratización interna.
Las pasadas elecciones dejaron varias dudas sobre la gobernabilidad de España, pero una certeza: el desplome de Ciudadanos (Cs). Las consecuencias se plasmaron, con un acto de dignidad política, en la figura de su líder, Albert Rivera, asumiendo con su dimisión la responsabilidad del fracaso.
Ese hecho, de gran honradez e infrecuente en nuestro país, fue el colofón de una brillante trayectoria; pues si algo resulta evidente es que Cs, desde un proyecto autonómico a una organización nacional, fue fruto del trabajo y tenacidad de Albert Rivera. Honor a Albert, por lo conseguido y por el ejemplo de su decisión final. La imagen se tradujo en acción y otros dirigentes (Juan Carlos Girauta, José Manuel Villegas, Fernando de Páramo y Fran Hervías) dejaron sus cargos. Honor también a ellos, por lo que hicieron por España (y Cs) y por la digna trascendencia de su despedida.
Muchos análisis han abordado el desastre de Cs y no es objetivo de este artículo continuar la senda del masoquismo forénsico, sino que se centrará en el futuro, aunque para ello habrá que hacer alguna mención al pasado. Como en todas las historias, aquí no hay buenos, ni malos (o mejor dicho: los buenos no son tan limpios, ni los malos tan malvados); además no se puede olvidar el entorno, en este caso el IBEX 35, con su intento de destruir el proyecto de Rivera. Tal vez, todo se resuma en estrategias políticas equivocadas, con incapacidad de explicarlas, que llevaron a la desafección del electorado.
El futuro pasa por un Congreso Extraordinario, V Asamblea General, y previamente con la elección de una nueva Ejecutiva y nuevo presidente. Hasta ahora sólo hay una candidatura, la de Inés Arrimadas, que parece contar con el apoyo casi unánime de la militancia. Son evidentes los méritos de Inés, aunque también es co-responsable de las mismas decisiones que llevaron a la dimisión a sus compañeros de Ejecutiva; además, aunque con su liderazgo en Cataluña, Cs alcanzó el primer puesto en las últimas elecciones a la Generalitat, lo cierto es que ahora las previsiones electorales son poco favorables.
Flaco favor se le hará a Inés si se repiten los hiperliderazgos, considerándola una figura salvífica
No obstante, parece que Inés es la única opción viable; pero flaco favor se le hará, si se repiten los hiperliderazgos, considerándola una figura salvífica para alivio de todos los males, como las imágenes religiosas saliendo en procesión para ahuyentar las sequías.
En la V Asamblea habrá ponencias sobre Estrategia y Estatutos. El Ideario no se discute, es decir Ciudadanos seguirá siendo un Partido Liberal Progresista. Ese ideario debe marcar la futura Estrategia, asumiendo que nunca las tácticas, ni las estrategias globales, pueden estar por delante de la razón de ser del Partido, de sus principios. El definirse Liberal Progresista implica que toda acción debe guiarse por la centralidad política.
Aunque algunos sostienen que el centro no existe, cualquier extrapolación europea supone que se trata de una opción moderada, alejada de populismos y nacionalismos, con posibilidades de entendimiento con su inmediata derecha o izquierda: esta fue la razón de ser de Cs y la esencia de sus fundamentos.
Moderado no significa pusilánime, sino venir de la Ilustración con lo que aportó de emancipación para la humanidad el concepto de ciudadanía, y alejado de dogmatismos, pues la razón debe llevar el timón de su política. En ese sentido, hay que huir de veleidades hegemónicas, pues la utilidad de Cs recaerá en su habilidad para configurar alianzas y generar gobiernos estables y coherentes. Esa debería ser la estrategia del futuro Ciudadanos.
La reforma de los Estatutos es un punto clave en el debate de la V Asamblea, dado que hay una queja interna de que Cs no aplica hacia dentro lo que propone hacia fuera, pues un Partido Liberal debe defender la libertad de pensamiento individual y la diversidad de opiniones, así como la búsqueda inequívoca del mérito entre los afiliados y favorecer canales de participación más dinámicos y eficaces que los actuales.
Al afiliado es al primero que hay que emocionar y especialmente convencer con la fuerza de los argumentos
Desde que Karl Marx y Friedrich Engels tomaran en 1847 el poder en la Liga de los Justos, el modelo de estructura orgánica centralizada y vertical (aparato) se reveló como el más eficaz para una organización política, siendo copiado por todos los partidos, independientemente de las ideologías. Asumir que en la segunda década del siglo XXI sólo es posible un modelo diseñado a mediados del siglo XIX, no es más que una ilusión cognitiva y las estructuras de las empresas biotech son una refutación de ese axioma.
El sistema de ordeno y mando, basado en lealtades personales, no a los principios, no sirve en un partido que se considera heredero de los valores de la razón ilustrada, donde al afiliado es al primero que hay que emocionar y especialmente convencer con la fuerza de los argumentos, y si eso no ocurre, difícilmente se logrará con un electorado tan volátil como el de opciones centristas.
Asimismo, complicado es que busque el mérito quien no tiene ninguno (salvo el ser obediente) y de encontrarlo lo arrinconará como competidor. Por ello, todos los cargos orgánicos deberían ser elegidos por los afiliados e incompatibles con puestos institucionales. Esto ayudaría a inducir contrapoderes, siguiendo el control democrático de Hobbes y Popper, y en esa misma línea estaría un Consejo General (máximo órgano entre Asambleas) que refleje la pluralidad de Cs, en lugar de la uniformidad discursiva del actual.
Para conseguir lo anterior, Ciudadanos debe asumir la variedad de ideas de sus afiliados. Un partido es más fuerte con la diversidad de opiniones, pues tendrá mejores opciones a los cambios de paradigma; en contraste, el pensamiento único sólo lleva a la aniquilación, como sucedió con las especies con menos diversidad. No se debe confundir Unidad con Uniformidad, si un proyecto quiere servir a la sociedad; eso debería ser un imperativo moral para Cs. La V Asamblea General demostrará si esto es posible.
*** José María Rojas Cabañeros es profesor de Investigación del ISCIII y afiliado de Ciudadanos.