Marcos Lamelas-El Confidencial

El ‘consell nacional’ será, presumiblemente, el 3 o el 4. El debate de investidura arrancaría en los primeros días de 2020, lo que hace muy complicado que Sánchez sea elegido antes de Reyes

ERC acelera el pacto de investidura de Pedro Sánchez con el PSOE para dejar a Quim Torra sin margen para convocar elecciones en Cataluña. Los dos socios de gobierno en la Generalitat se miran con gran desconfianza, en especial por los intentos de Torra de desplazar a Pere Aragonès de la vicepresidencia. Torra tiene toda la presión porque la Junta Electoral Central puede inhabilitar al presidente de la Generalitat el próximo 3 de enero. Y en ese momento, Pere Aragonès (ERC) tendría que asumir la presidencia en funciones. Justo lo que quieren evitar tanto JxCAT como Carles Puigdemont.

ERC tiró ayer de argumentario para decir que no pensaba convocar el ‘consell nacional’ que ha de ratificar el acuerdo antes de fin de año. Pero el calendario que manejan los republicanos es tan acelerado como precipitado. El máximo órgano de dirección de los republicanos se reunirá, presumiblemente, el 3 o el 4 de enero, para intentar que el debate de investidura arranque lo antes posible, según fuentes cercanas al partido. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, tiene previsto convocar el pleno con unas 48 horas de antelación. Desde el PSOE, fuentes de la negociación señalaban en la noche de este domingo que no había margen para una investidura ya culminada el día 5 porque sí se descartaría, al menos por ahora, fijar la sesión sin el aval del ‘consell’, informa Juanma Romero.

Cabría abrir, por tanto, otra nueva ventana temporal: el debate podría comenzar el 4, seguir el 5 con la primera votación y liquidarse el martes 7 con la segunda y definitiva ronda, en la que basta la mayoría simple para que Sánchez resulte investido. O, directamente, podría pensarse en llevar todo el proceso a justo después de Reyes. El día 6, en principio, es incompatible con cualquier sesión plenaria, puesto que se celebra siempre la Pascua Militar, el solemne acto castrense con el que se inicia el año militar, que preside el Rey y al que acuden el presidente del Gobierno y los ministros de Defensa e Interior. De cualquier modo, el primer paso, el que tiene que poner en marcha toda la maquinaria, es el escrito que este lunes, previsiblemente a primera hora, entregará la Abogacía del Estado ante el Supremo, y que reflejará sus conclusiones sobre la inmunidad de Oriol Junqueras tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

La clave es, por tanto, la Junta Electoral Central, que el día 3 de enero verá el caso de Torra por negarse a retirar la pancarta de la fachada del Palau de la Generalitat. Es probable que la JEC aplique la ley electoral y destituya a Torra por el juicio de los lazos amarillos, al mismo tiempo que ERC esté discutiendo en su ‘consell nacional’ si facilita un Gobierno de Sánchez o no. O puede incluso que la Junta posponga su decisión.

La Junta Electoral estudia el día 3 si inhabilita ya a Torra por los lazos. Decisión que puede ocurrir mientras el ‘consell’ discute si inviste a Sánchez

Con esta ecuación, Torra sólo tiene cuatro días para disolver el Parlament y convocar elecciones. Pero Puigdemont no está seguro. Está en medio de jugar su carta como europarlamentario. No es el mejor momento para presentarse a unas elecciones catalanas en las que solo él puede ser el candidato. El PDeCAT no apoya el adelanto electoral, no está claro que quién podrá ser el presidente efectivo, es decir, quién haría de Torra en caso de ganar y las encuestas no resultan favorables. Puigdemont duda y Torra siente que no tiene el apoyo de JxCAT, según apuntan fuentes cercanas a Palau. De hecho, nunca lo ha tenido, pero él escogió el papel de custodio. Ahora es ese mismo papel le está pasando factura.

JxCAT en la encrucijada

Mientras el entorno posconvergente no sabe qué hacer, ERC sigue la hoja de ruta que marcó Oriol Junqueras desde la cárcel. Además, no ha cometido errores tontos, como fue desafiar a la JEC con la pancarta, como hizo Torra. Al final, se verá qué rinde más: si un estilo de política más tradicional y pegado al pragmatismo, el que está desplegando ERC, o lo bandazos que ha ido dando Puigdemont en todo momento.

JxCAT queda en una encrucijada. Se les ha marginado de los acuerdos con el PSOE, que serán los que marquen la política catalana en los próximos años en caso de que el Gobierno de Sánchez prospere. Si Torra se ve obligado a dejar la Generalitat, el partido tiene un dilema: buscar un nuevo candidato en el Parlament —el Estatut marca que ha de ser diputado—. Podría ser el actual ‘conseller’ de Administraciones Públicas y Políticas Digitales, Jordi Puigneró, una persona cercana a Puigdemont. Pero Puigneró no es diputado. Así que queda descartado. Solo podría ser presidente en funciones. Además, durante dos meses que es lo que puede estar el Parlament deliberando, Aragonès sería el jefe del Govern en funciones. Y Puigdemont habría perdido el control de la agenda electoral.

Según lo que haga la JEC, la mejor opción de ERC es romper con JxCAT y presentar y forzar que se convoquen elecciones de manera automática

Por tanto, se abren múltiples opciones. Las cartas se vuelven así favorables para Junqueras. Puede romper su alianza con JxCAT alegando que quisieron apartar a Aragonès y a partir de aquí dejar que se convoquen elecciones de manera automática, con Aragonès en Palau usando todas las palancas de la Presidencia en precamapaña.

El resultado sería devastador. Aragonès tendría los dos meses que quedan de legislatura para afianzar su liderazgo hasta presentarse a unas elecciones. Puigdemont se quedaría sin su interruptor en la Generalitat y dejaría de interferir en los asuntos catalanes, marginado a su actividad parlamentaria en Bruselas. Y daría a PSC, ERC y comunes tiempo para rodar un tripartito en la siguiente convocatoria electoral que dejaría fuera de juego a los sectores más radicales del independentismo. Por eso la CUP está tan preocupada.

Además, el marco favorable se extendería a la mesa de negociación que han pactado PSOE y ERC sobre Cataluña. Torra pidió que fuese un marco “de gobierno a gobierno”. Pues bien, en el Govern que se sentaría en esa mesa estaría fuera no sólo Torra, sino también a JxCAT. Letal para Puigdemont y un cambio de escenario radical para el independentismo y la situación en Cataluña.