EL MUNDO – 08/05/15
· En las generales, el PP y el PSOE estarían en empate técnico (25,6% y 24,3%); Podemos, a la baja (16,5%) y sube Ciudadanos (13,8%).
· El PP mantendría Madrid, Castilla-La Mancha y Valencia con el apoyo de Rivera; el PSOE, junto a Podemos, gobernaría Extremadura y Asturias
Gobernabilidad incierta. El escenario que ha dibujado la encuesta del CIS con la vista puesta en las próximas elecciones generales y en las inminentes municipales y autonómicas revela un mapa político sin precedentes. La irrupción en escena de dos nuevas fuerzas –Podemos y Ciudadanos– rompe los esquemas hasta ahora conocidos y que durante años se han amoldado a las reglas del bipartidismo. La primera conclusión que arroja el sondeo es nítida: las dos formaciones emergentes serán claves para la consolidación del poder, tanto a nivel nacional como autonómico.
Las mayorías absolutas han quedado enterradas; el juego de los pactos y las alianzas se impone. Es la gravosa factura que ahora pasa la política a sangre y fuego contra la crisis, los continuos y graves escándalos de corrupción –pese a que la encuesta no recoge el efecto de los casos Rato y Rus– y el encastillamiento en las alturas durante décadas de los dos primeros partidos.
Con el foco puesto en las elecciones generales, el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pronostica un empate técnico entre populares y socialistas. El PP sería la fuerza más votada con un 25,6% de los sufragios y pegado a él se situaría el PSOE con el 24,3%. Ninguna de las dos estaría en condiciones de formar Gobierno sin ayuda.
El sondeo confirma un desplome espectacular del PP, que pierde 19 puntos respecto al resultado que logró en noviembre de 2011. Los socialistas también caen pero con mucha menos intensidad –3,7 puntos–, quizá porque desde hace tres años su nivel era ya muy bajo.
Si en 2011 la distancia entre la segunda fuerza –PSOE– y la tercera –IU– era de 21 puntos, ahora el terreno se ha estrechado considerablemente: entre los socialistas y el tercer partido en liza –Podemos– sólo median ocho puntos.
La formación liderada por Pablo Iglesias, nacida del movimiento de protesta en las calles, alcanzaría en su primera batalla nacional el 16,5% de los sufragios, seguida por Ciudadanos, que obtendría el 13,8% de las papeletas.
La entrada en escena de ambos partidos es fulgurante aun cuando Podemos, en el curso de los últimos meses, haya registrado una caída en intención de voto que, desde principios de año a ahora, se sitúa en siete puntos. Al partido de Iglesias, el CIS le llegó a vaticinar el pasado mes de febrero hasta un 24% de intención de voto, situándolo como segunda fuerza por delante del PSOE. Fue entonces cuando Iglesias llegó a retar a Mariano Rajoy urgiéndole a que convocara ya elecciones. Por aquella época, los vaticinios para Ciudadanos apenas rondaban el 4%. Ahora, el partido de Albert Rivera aparece como la estrella en ascenso.
Se mire como se mire, con los datos que ayer hizo públicos el CIS, si se deja al margen la posibilidad de la gran coalición, es decir, PP y PSOE juntos, la gobernabilidad pasará por el acuerdo para conformar fórmulas mixtas.
A grandes rasgos, el mapa ideológico también se divide en dos grandes bloques que suman prácticamente los mismos apoyos: uno hacia la izquierda, conformado por PSOE y Podemos, que juntos supondrían el 40,8% del voto, y otro hacia la derecha, integrado por PP y Ciudadanos que aglutinaría el 39,4%. En cualquier caso, se trata únicamente de una compartimentación teórica, porque las negociaciones que sin duda tendrán que acometer los principales actores políticos podrían alumbrar parejas menos previsibles, máxime si se tiene en cuenta que Ciudadanos puede jugar claramente un papel de comodín tanto para populares como para socialistas.
Por lo que se refiere a Izquierda Unida y UPyD, las previsiones de la encuesta no pueden ser peores. IU cae del 6,9% que obtuvo en las urnas al 4,8%. Sin duda su espacio demoscópico ha sido acaparado en gran medida por Podemos. El caso de UPyD es más sangrante; la encuesta viene a certificar, de hecho, su desaparición. En las elecciones de 2011 logró el 4,6% de los votos y ahora ni siquiera alcanzaría el 2%. La formación magenta dirigida por Rosa Díez ha sido víctima de sus guerras internas y de la falta de visión de sus líderes cuando tuvieron la oportunidad de fraguar una alianza con Ciudadanos.
El panorama nacional encuentra su reflejo también en el mapa autonómico y el municipal. Las mayorías absolutas que ha disfrutado el PP quedan dinamitadas. En todas las comunidades donde gobierna, menos en Castilla y León, pierde la supremacía. Ni siquiera es la fuerza más votada en Castilla-La Mancha, presidida por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y Extremadura. En ambas regiones el PSOE le arrebata la primera posición en votos, aunque en el feudo de Cospedal esto no se traduciría en número de escaños: obtendría más el PP en virtud del cambio en la Ley Electoral que hicieron los populares.
El PP sí se impondrá, según la encuesta del CIS, en las comunidades de Madrid y Valencia, aunque necesitará del poyo de otras fuerzas para gobernar. Se trata de dos comunidades clave para los populares, en las que han ejercido el poder desde hace más de dos décadas. Ahora su caída es estrepitosa.
En Madrid, Cristina Cifuentes lograría un 34,7% de apoyo y entre 48 y 49 escaños. En esta legislatura el PP tenía 72 diputados gracias al 52% de los votos. Lo mismo sucede en la Comunidad Valenciana: del 49% obtenido en 2011, Alberto Fabra sólo conservaría un 30,4% lo que se traducirá en 33-35 escaños frente a los 55 que ha tenido. Con un panorama así, la mirada del PP en ambas comunidades se tendrá que dirigir a Ciudadanos, que en Valencia puede obtener el 15,3% de los votos, y en Madrid, el 16,3%. Lo mismo ocurriría en Castilla-La Mancha, donde un pacto entre el PP y Ciudadanos permitiría a Cospedal seguir al frente de la comunidad.
En el lado contrario, un acuerdo postelectoral entre el PSOE y Podemos permitiría a la izquierda mantener el Gobierno de Asturias y arrebatar al PP el de Extremadura.
En cuanto a las grandes ciudades, la encuesta también depara sorpresas. En Barcelona se perfila como fuerza más votada la que encabeza Ada Colau (Barcelona en Comú), que obtendría 11 concejales; CiU, PP y PSC sufren un auténtico batacazo, en tanto C’s entraría en el Ayuntamiento con seis concejales superando a PP y PSC. ERC mejoraría sustancialmente, pasando de dos puestos a cuatro, y la CUP se estrenaría con tres.
En Madrid capital, el PP, con Esperanza Aguirre al frente, conservaría el primer puesto pero caería de 31 concejales a 22-23. Ahora Madrid, la marca con la que se presenta Podemos, sería la segunda fuerza más votada, seguida por el PSOE. Ciudadanos, por su parte, lograría entre nueve y 10 sillones. IU y UPyD no logran representación.
En Sevilla, el desplome del PP también es muy importante: sería primera fuerza pero perdería casi la mitad de sus concejales. El PSOE se mantendrá, según el CIS, con una pérdida de un representante. Podemos y Ciudadanos pueden lograr cada uno cuatro puestos, en tanto que IU sólo obtendría uno.
Y, finalmente, Valencia capital, donde la popular Rita Barberá vería cómo mengua su representación desde los 20 puestos que ha ocupado hasta ahora en el Consistorio a sólo 13; los socialistas pueden caer de ocho a seis concejales, en tanto que C’s y Valencia en Comú (la marca con la que se presenta Podemos) pueden lograr hasta cinco cada uno. UPyD desaparecería del Ayuntamiento y Compromís saltaría de tres a cuatro concejales.