Si en 2006 dieron la sorpresa al entrar en el Parlament con tres escaños y hace dos años se quedaron a medio camino al repetir esta misma cifra, ahora han logrado dar la campanada: Ciutadans triplica el resultado de los anteriores comicios hasta conseguir nueve diputados, con los que podrá formar el ansiado grupo propio en el Hemiciclo catalán.
Un eufórico Albert Rivera, líder de Ciutadans (C’s), se dirigió a sus seguidores desplazados hasta el Hotel Galery de Barcelona intentando tomar la palabra mientras le interrumpían con gritos de «mejor unidos», el lema que ha usado el partido en esta campaña electoral.
Con el 98% escrutado, Ciutadans ha sumado seis escaños a los tres que ya poseía, con un gran aumento en la demarcación de Barcelona y un total de 268.000 votos.
Albert Rivera valoró sus resultados como «muy positivos» y alertó de que en los comicios de ayer se ha demostrado que «la Cataluña real ha estado silenciada durante mucho tiempo, que tenía miedo a ser señalada por sentirse catalana y española, y por sentirse catalán, español y europeo». «Este corazón», dijo señalando el emblema de campaña, que es un corazón con una mitad con la bandera española y la otra mitad con la catalana, «refleja que Cataluña es mi tierra, España es mi país y Europa es mi futuro», manifestó hablando en catalán.
Su clara posición en contra del referéndum y de la ruptura, así como su propuesta de «unión» y de «derribar muros» entre Cataluña y España han dado sus frutos a la formación no nacionalista. Pero, sin duda, el inesperado declive de CiU y la bipolarización del electorado entre independentistas y los que defienden seguir en España ha beneficiado a los intereses de Ciutadans, que podrá formar grupo propio con tan sólo dos legislaturas a las espaldas.
Además, su candidato ha buscado sacar los colores a la federación convergente durante toda la campaña por su vinculación con el expolio del Palau de la Música.
La formación encabezada por Rivera también ha sacado tajada de la caída socialista, partido al que ha acusado durante toda la campaña de vivir inmerso en la indefinición por la guerra interna entre su sector más catalanista y los barones del PSOE en torno al derecho a decidir. «Es evidente que hay una parte del PSC que ve en Ciutadans una alternativa, una salida», llegó a asegurar Rivera durante esta campaña.
En este sentido, la formación no nacionalista ha cosechado un gran apoyo en la demarcación de Barcelona, con ocho de sus nueve escaños. Un dato a tener en cuenta, ya que el llamado cinturón rojo ha sido propiedad hasta ahora de los socialistas y bastión convergente en las últimas generales. Además, ha logrado sacar un diputado por Tarragona.
De hecho, Ciutadans ha conseguido el mejor resultado de su corta historia y su «objetivo» para esta legislatura es plantear su programa más social, donde propone suprimir las diputaciones y los consejos comarcales, además de las subvenciones a medios de comunicación o entidades afines a la causa secesionista, para paliar el efecto de los recortes de CiU en sanidad y educación.
Albert Rivera se compromete a ejercer una «oposición fuerte» al independentismo.