Claridad

EL MUNDO 13/03/14
ARCADI ESPADA

EL TRIUNFAL paso de Stéphane Dion por Barcelona. De su importancia son prueba el par de magros y pudibundos titulares en la prensa local. Y la actitud de sus anfitriones, los llamados Federalistes d’Esquerra: no solo Dion no ha bendecido su prurito a decidir, sino que probablemente, tras haberlo escuchado, esos federalistas de izquierda decidan rápidamente dejar de ser una cosa y otra. Dion, que fue el líder del Partido Liberal canadiense y ministro, y autor de un libro fundamental sobre el asunto secesionista, La política de la claridad, disertó con rigor y transparencia sobre el contentamiento. Dijo: «Ceder prácticamente a todas las reivindicaciones de los separatistas dentro de un país, esperando que pierdan todo interés por llevar a cabo la separación, es una estrategia arriesgada y probablemente ilusoria, a la que llamo la estrategia del contentamiento». Todo lo que vino después fue una arrolladora presentación de argumentos sobre la imposibilidad de que esa estrategia funcione. Era impactante oírlos en España donde la estrategia del contentamiento ha sido practicada por todos los gobiernos y es la principal responsable de que el nacionalismo haya llegado a su punto alienado y alienante.
Probablemente urgido por su condición de huésped, y ya al final de la conferencia, Dion citó a los Federalistes d’Esquerra como ejemplo de personas que intentan un refuerzo de la cohesión general, y al tiempo, de la identidad particular. Si ya en el plano teórico esa idea viajaba embalada hacia el oxímoron, en el práctico exhibió sus limitaciones españolas casi con crueldad. Citó las reformas propuestas por los federalistas, como la cámara de entidades federadas, el mejor reconocimiento de las lenguas, la clarificación de las competencias y la relajación de leyes marco. Obviando la última reforma, descrita en un lenguaje demasiado relajado, las conclusiones eran obvias: hasta tal punto sigue siendo falsa y ciega la estrategia del contentamiento que todas esas supuestas reformas ya operan en la legislación española: el Senado es una camára territorial (imperfecta, y posiblemente inútil pero ese es otro asunto); la lengua catalana impera en Cataluña por encima de la ley y es probable que la clarificación de las competencias trajera más problemas que menos a los nacionalistas.
Dion ha hablado, pues, no sólo en el lugar, sino en el momento justo: cuando al niño ya se le han dado todos los juguetes imaginables y su único y feroz deseo es patear la casa.