JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 30/10/15
· Lo más duro para ellos debe de ser verse de repente controlados por los más radicales.
Comprendo la frustración de muchos catalanes al ver hechos añicos sus sueños. Les habían dicho que España les robaba y resulta que les robaban sus dirigentes. Les habían contado un pasado glorioso que, como todos, está lleno de mitos. Les habían prometido un futuro como daneses u holandeses, y resulta que tienen dificultades incluso para formar gobierno, por no hablar ya de independizarse o de acceder a la UE, ¡ellos, los más europeos de los españoles! Aunque últimamente están demostrando ser los más españoles de los europeos, al creer en fábulas, negar la realidad y tomar los molinos por gigantes, como Quijotes mediterráneos.
Pero lo más duro para ellos debe de ser verse de repente controlados por los más radicales, los más ácratas, los más anarquistas, cuando la burguesía ha venido siendo la médula de la sociedad catalana. Ya decía Hegel que un geniecillo irónico mueve los hilos de la historia. Pero esta vez les va a ser difícil presentarse como víctimas. En todo caso, como víctimas de sus ilusiones. Aunque ¿quién resiste la tentación de ser el más inteligente, el más laborioso, el más avanzado de una amplia comunidad? Pero estas cosas se pagan. Que se lo pregunten, si no, a los alemanes.
Lo que ya entiendo menos es la renuencia de muchos españoles a aceptar que Rajoy tenía razón al no ceder al chantaje nacionalista. Cedieron tanto Felipe González como José María Aznar, concediéndoles cada vez más competencias y haciendo la vista gorda ante sus violaciones de la ley, incluso cuando no necesitaban sus votos, por creer que así evitaban que aquellos burgueses cayeran en el independentismo. Ya ven de lo que ha servido. Para anunciar su propósito de declararse independientes por las malas, ya que no pueden hacerlo por las buenas. Y hay todavía quien dice que Rajoy no ha hecho nada ante el problema catalán. No sólo ha hecho lo que debía –negarse a aceptar sus exigencias, ilegales en buena parte–, sino también ha previsto las medidas a tomar en caso de que ocurra lo peor: dotar al Tribunal Constitucional de poderes coercitivos para que se cumplan sus sentencias. Por lo que se hartaron de criticarle.
La situación es tan amenazadora como delicada. Sigue hablándose de una «solución política», cuando se ha puesto en marcha un golpe de Estado incruento, de «federalismo», cuando ya tenemos uno, y de negociaciones, cuando nos apuntan con una pistola. Primero, hay que retirar la pistola. Luego, puede empezar a hablarse. Dentro del marco de la ley. Fuera de la ley, en democracia, no hay nada. Mejor dicho, menos que nada: hay anarquía, desorden, caos. Justo lo que empieza a haber en Cataluña, donde ya gobierna de hecho uno de los partidos más minoritarios y extremistas. Si los nacionalistas quieren vivir bajo ellos, allá ellos. Pero no puede consentirse que los catalanes que se sienten también españoles queden bajo su férula. Todavía hay quienes echan la culpa de ello a Rajoy. Pero, por lo pronto, Sánchez, Rivera e Iglesias se acercan a La Moncloa, no para tomarla, como anunciaban, sino con aire compungido.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 30/10/15