¿Seguirá Kichi? ¿Resistirá el PSOE en Sevilla sin Juan Espadas? ¿Aspirará Macarena Olona al trono de Boabdil? ¿Volverá a presentarse el veterano Paco de la Torre en Málaga? ¿Regresará Teófila Martínez al ruedo político? ¿Y qué pasará en Granada con Luis Salvador y los tránsfugas? ¿Quién sostendrá el gobierno en Córdoba y en Jaén con la presumible extinción de Ciudadanos? ¿Aguantará el PSOE su mayoría absoluta en Huelva? ¿Se hará Vox con Almería?
Todas estas preguntas, y alguna más que mejor me guardo, me hacía mientras seguía una rueda de prensa de Teófila al día siguiente de celebrarse las autonómicas andaluzas. No habló la exregidora de Cádiz de los excelentes resultados de su partido, sino de conflictos de intereses que atañen a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, entidad que preside.
Pero fue verla tan en forma, hablando con tal contundencia y claridad, con esa mirada democrática que clava en el periodista hasta que casi te obliga a afirmar con la cabeza aunque esté haciendo un alegato a favor de la literatura de Paulo Coelho, ya digo, fue verla ¡hasta guapa!, que uno pensaba que si esta mujer se presentara a las municipales se comía a Kichi con babetas.
«La Teo está para debutar» le comenté sin guasa a un compañero plumilla.
Este me respondió, ahora sí con mucha guasa y parafraseando a Alfonso Guerra, que en Cádiz el PP pone de candidato a un cangrejo moro y le gana la partida al «tirano gordo de poder y prepotencia», como llamó el comparsista Antonio Martínez Ares a José María González ‘Kichi’.
Y es que si en la Tacita de Plata, feudo de Adelante Andalucía, es donde más votos ha obtenido proporcionalmente el partido de Teresa Rodríguez (en torno al 16%), y pese a ello se ha visto casi triplicado en las urnas por el Partido Popular, chungo lo tiene para repetir una tercera legislatura el alcalde que firmó ante notario que estaría sólo ocho años.
Evidentemente, el voto en clave local varía mucho, y más en ciudades pequeñas donde se vota a la persona. Pero por la proximidad de la tormenta azul, el Partido Popular va a llegar con viento de cara, al menos en Andalucía, a la cita del 28 de mayo de 2023.
La formación del «califa» Moreno ha barrido en las ocho capitales de la bética: hasta en Sevilla «la roja», como subrayaba Antonio Burgos en su recuadro. Esto hace pensar que, salvo seísmo, la tendencia natural es que el PP vaya al alza, el PSOE y Vox a la baja, Ciudadanos desaparezca también de todos los ayuntamientos y la izquierda radical se diluya en su división monthypytoniana.
La pasada semana cumplió ochenta años y, pese a su notable estado de forma y su buen hacer (probablemente sea el mejor alcalde de España), le consulto a un colega malagueño si Paco de la Torre está para repetir en la capital de la Costa del Sol. La cuestión biológica se impone. Me replica que «claro que revalidará: es el mejor valor del PP democráticamente elegido por el pueblo. ¡Es incombustible!».
De confirmarse, probablemente ‘Paquito’, como es conocido cariñosamente, las tenga todas consigo para gobernar en solitario (en Málaga han votado al PP hasta los espetos), quitándose la muleta de Ciudadanos, pero acabando la que sería su séptima legislatura consecutiva con 85 tacos y un bastón. Probablemente su Málaga esté a un par de años de sorpasar a la Barcelona de Ada Colau.
¿Y qué pasará en la capital de Andalucía ahora que no está Juan Espadas en Plaza Nueva? Es cierto que Antonio Muñoz, flamante sucesor del secretario general del PSOE-A, mantiene la moderada y dialogante línea espadista. No se equivoquen, el Espadas regidor no fue el adlátere sanchista que vimos en la campaña. «Se le recordará como un buen alcalde, en la línea de Monteseirín», me valoran desde la ribera del Guadalquivir.
En Sevilla, ya digo, todos los vaticinios apuntan a que el PP gobierne en coalición con Vox. No es una buena noticia, porque en Sevilla la izquierda (capillita, taurina, feriante, rociera) es conservadora si ostenta el poder, y la derecha directamente es clasista y reaccionaria. Recuerden que Queipo de Llano sigue enterrado con honores a los pies de La Macarena.
Luego está el follón de Granada. Donde el hasta hace menos de un año alcalde por Ciudadanos, Luis Salvador, se ha pasado al PSOE, partido que ahora gobierna con Francisco Cuenca al frente.
Salvador estuvo sostenido en minoría absoluta un par de años por PP y Vox, hasta que los populares reclamaron sus dos años de bastón de mando correspondientes y el ex de Ciudadanos dijo que nanai. Todo saltó por los aires y volvieron a la plaza del Carmen los socialistas aupados por dos tránsfugas naranjas y Adelante Andalucía.
A priori, los populares, aunque decapitados tras la marcha de Sebastián Pérez, las tienen todas consigo para recuperar el cetro de Boabdil tras la penúltima moción al por entonces alcalde enchironado, Torres Hurtado. Todo podría cambiar con la entrada en escena de Macarena Olona (eso apuntaban el otro día en lo de Carlos Alsina), que podría voltear el tablero municipal nazarí. En tal caso, el PP debería envidar trayéndose a la consejera Marifrán Carazo.
La más que presumible desaparición de Ciudadanos, por más que Inés Arrimadas lo funde y lo refunde, dejaría sin socio al Partido Popular de Córdoba, cosa que a su primer edil, José María Bellido, tampoco creo que le quite el sueño. Salvo que aparezca súbitamente un Julio Anguita con cuenta en Twitter, lo tienen todo de cara para seguir gobernando. Y en solitario, además.
En Almería, el PP, que rige con mayoría holgada, sólo debería preocuparse por su flanco derecho, donde Vox sigue creciendo. Quizás pueda hacerse con alguna alcaldía importante, como la de El Ejido o Adra.
En Huelva, los socialistas no lo tendrán fácil para revalidar la mayoría absoluta.
Menos aún en Jaén, donde el socialista Julio Millán comparte gobierno con Ciudadanos. ¿Alguien ha dicho Felipe Sicilia?
¿Es un disparate afirmar que dentro de once meses las ocho capitales andaluzas pueden estar en manos del Partido Popular? En absoluto. Donde les aseguro que los de la gaviota no van a tocar poder es en Marinaleda. Ahí sí que pongo yo la mano en el fuego.