Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Hoy se reúne el Eurogrupo. Para nosotros, el interés radica principalmente en la forma en la que nos llegará la ayuda europea. En las últimas semanas se ha declarado una cruzada para reclamar a los países del norte que accedan a emitir deuda en común, con riesgo mutualizado. Nos permitiría un mejor y más barato acceso a los mercados a los que tendremos que apelar para financiar los gastos en los que estamos incurriendo con la crisis sanitaria y en los que incurriremos cuando lleguen las medidas de reconstrucción de la economía dañada. La tesis oficial es que el momento es tan histórico y la pandemia está tan extendida que la respuesta ha de ser conjunta y la solidaridad se ha de ejercer sin miramientos ni restricciones.
Por eso juzgamos con severidad las vacilaciones de los países que se muestran reacios a esa medida. Insolidarios, halcones, insensibles, egoístas, son algunos de los calificativos más amables que les dedicamos. Está bien, todo perfecto. Lo único es que antes de emitir una sentencia definitiva, quizás fuera conveniente recordar que ya hay en marcha planes europeos de ayuda que implican cientos de miles de millones. Y también ver algunas cifras.
España tenía en 2007 una deuda que equivalía al 36% del PIB. El mandato de Zapatero se cerró con el 70% y el de Rajoy en los alrededores del 98%. Italia estaba peor. Tenía un 107% de deuda en 2007 y hoy en día asciende al 135%. Alemania empezó la crisis en el 64%, la terminó en el 82% y la bajó hasta el 62% en los años de la recuperación. Holanda -que no garantiza la revalorización de sus pensiones- empezó en el 45%, llegó al 68% y ha vuelto al 47%. Es decir, todos utilizamos el valor anticíclico de los presupuestos para paliar los destrozos de la crisis, pero luego hubo quienes engordaron la hucha en los momentos de recuperación y quienes seguimos agrandando el agujero. ¿Son indiferentes esas actitudes? Para nosotros igual sí, para ellos quizás no. Máxime cuando en 2019, antes de que apareciera el maldito bicho, incrementamos el déficit por primera vez desde el 2012 y, en lugar de cumplir con lo comprometido, lo subimos hasta el 2,64%.
Eso con respecto al pasado. Supongamos que lo olvidan. ¿Qué tenemos para el futuro? Pues la certeza de que vamos a incurrir en un déficit que puede llegar a los dos dígitos. La justificación ahora es evidente Y el tan denostado artículo 135 de la Constitución, en su apartado cuarto, ya prevé que se superen los límites europeos en caso de catástrofe natural. No sé si la situación actual es natural, pero seguro que es una autentica catástrofe.
Entonces, ¿mutualizarán la deuda? Si han sido diligentes y se leyeron el programa de Podemos para las elecciones europeas, lo dudo. Allí se dice que se hará «una auditoría ciudadana de las deudas pública y privada para delimitar que partes de éstas pueden ser consideradas ilegítimas, para tomar medidas contra los responsables y declarar su impago». Además, propone reestructurar el resto y abolir el mencionado artículo de la Constitución.
Preguntas: ¿Qué es una auditoría popular, quién determina qué deuda es ilegítima? ¿Quiénes son los responsables, quienes pidieron o quienes recibieron? ¿Quién decide el impago? De verdad, ¿cree alguien que esa es la mejor actitud para irle a pedir dinero a alguien? ¿Usted lo prestaría con semejantes incertidumbres de devolución? ¿Entiende ahora mejor su recelos?