Cómo ser francés cuando se es vasco

El ministro francés de inmigración, Eric Bsson, desató en noviembre un debate sobre la identidad nacional francesa que ha sido calificado de racista y antimusulmán. En esas mismas fechas, el presidente del Instituto France-Euskadi, Jean-Philippe Larramendi, publicaba el libro ’Cómo ser francés cuando se es vasco’. En una entrevista publicada por el rotativo Sud-Ouest que aquí reproducimos, el autor asegura que “…esta identidad se materializa hoy en día por la adhesión voluntaria cotidiana de sus habitantes, ’el pleibiscito de todos los días’…”.

La noticia original

IDENTIDAD NACIONAL. Jean-Philippe Larramendy* reflexiona. Considera que es necesario el debate identitario más allá de contingencias políticas “a corto plazo”.

SUD-OUEST. ¿Le interesa realmente la iniciativa Besson?

Jean Philippe Larramendi. Sí. Más allá de consideraciones políticas a corto plazo, este debate me parece necesario. Por mi parte, yo plantearía la pregunta en estos términos: “Ser francés cuando se es vasco, ¿qué significa eso?”Creo que tenemos una identidad personal y una identidad plural. Ciertos elementos de esta identidad se eligen, otros han sido heredados. En el fondo, este tema plantea una pregunta filosófica fundamental, la pregunta de ser, simplemente.

S. O.¿Cómo se ha llegado a la idea de “identidad nacional”?

J. P. L. El paso de identidad personal a identidad nacional es relativamente reciente. Sobre este tema, yo aconsejaría leer una obra titulada “la creación de las identidades nacionales”, cuya autora, Anne-Marie Thiesse, describe cómo del siglo XVIII al siglo XIX se forjaron los mitos fundadores (con la ayuda de historiadores ilustres) con el fin de justificar la idea de nación…

Para mí, la verdadera cuestión, lo repito, es ser vasco en la identidad francesa. Me adhiero completamente a una identidad francesa definida por los conceptos de libertad y de igualdad, a los que da cohesión la fraternidad, a los principios de los derechos del hombre y de la protección social… Mi único problema es que existe una cierta concepción de la República a la que no me adhiero. Yo la llamaría “integrismo republicano”, según el cual para llegar a lo universal debería renunciar a mis particularismos.

¡Yo sé que mis ancestros no eran los Galos!. Si hay que pasar por ahí para ser francés, es muy molesto. Ahí veo una falta de apertura y de sentido de acogida, fenómeno que se observa igualmente respecto a los inmigrantes. ¡Es un error pensar que los problemas de identidad están ligados a los de inmigración! Al final, el sistema jacobino no reconoce ni las identidades regionales ni las comunidades.

S. O. ¿Qué es un vasco hoy en día?

J. P. L. Es aquel que vive en el territorio geográfico del País Vasco. Dicho esto, me distancio radicalmente de toda su dimensión étnica. Como escribía en mi libro, esta identidad se materializa hoy en día por la adhesión voluntaria cotidiana de sus habitantes, “el pleibiscito de todos los días” del que hablaba Renan…

Estamos en un ámbito al que se aplica la clave del amor: efectivamente se ama al país pero hace falta que el país nos ame. Nos corresponde a nosotros entrar en ese debate y decir lo que pensamos.

El caso vasco es interesante ya que se plantea en términos diferentes a ambos lados de la frontera. La experiencia francesa proviene de la noche del 4 de agosto de 1789 (la abolición de los privilegios) y de la puesta en marcha de instituciones de arriba hacia abajo. Es incompatible con la regionalización. Sin embargo, la experiencia española está basada en la reagrupación de territorios históricos en torno de la figura del rey.

S. O. ¿Es compatible la experiencia francesa con la mundialización?

J. P. L. Nos lleva a conocer gentes diferentes y a relativizar, de ese hecho, el integrismo republicano al que hacía referencia antes y mi sentido está condenado a cambiar en un futuro bastante próximo. La iniciativa de Eric Besson podría probablemente acelerar las cosas porque esta concepción estrecha de la República corre el riesgo de transformar Francia en una comunidad satisfecha de ser la imagen de valores universales. Ahora bien, el futuro no es ese mundo que puede convertirse en un pueblo.


* Jean Philippe Larramendi es el presidente del Institut France-Euskadi creado en 1997 con el fin de favorecer la cooperación económica entre el País Vasco español y Francia.

Anne-Marie Bornes, SUD-OUEST, 14/12/2009