Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
- Si nos fijamos en los datos, nos comparamos con el resto y lo vemos en perspectiva no está tan claro que la economía vaya bien
Lo sigue haciendo. Los temas económicos han perdido brillantez mediática y han abandonado el centro de la actualidad para irse al extrarradio de lo accesorio. Cada vez que habla de economía, siempre entre el acoso de la jauría y el cerco de la manada jurídica, el presidente asegura que gracias a la acción del Gobierno la economía española va como una moto. ¿Es verdad? ¿Vamos tan bien como para sacar pecho y proclamarlo a los cuatro vientos? Pues si se fija en los hoteles llenos, las carreteras atascadas y los restaurantes imposibles sin reserva da la impresión de que así es. Si nos fijamos en los datos, nos comparamos con el resto y lo vemos en perspectiva la cosa no está tan clara
Hay un asunto que va bien, el empleo; otro que van mal, las cuentas publicas, incluidas las de la Seguridad Social; otro que mejora, la inflación aunque se resiste el último escalón; y una cuarta que marcha aparentemente bien pero cuya bondad es engañosa, el crecimiento. El empleo va bien en cifras absolutas y es lo que está detrás y sostiene este consumo – ¡ojo!, no es general- que nos sorprende. Pero el empleo tiene sus sombras, en forma de fijos discontinuos desconocidos, horas trabajadas que no crecen y productividades en descenso.
El crecimiento de España entre 2019 y 2024 ha sido del 0,7%, el menor de todos los países de la UE
Los déficits públicos, por su parte, crecen y crecen y el agujero de la Seguridad Social se agranda y se agranda entre las severas advertencias de los organismos internacionales y el desinterés absoluto de sus responsables. No hay nada que hacer, porque todo lo que hay que hacer es desagradable, asusta a los pensionistas, enfurece a los perceptores de ayudas sociales e irrita a sus valedores populistas. Olvídese y pierda toda esperanza… Que lo arregle el ‘siguiente’ es la norma de aplicación universal. Y como siempre hay un ‘siguiente’ y las elecciones están siempre tan endiabladamente cerca…
La inflación se ha reducido mucho. Parece que la obligada subida de los intereses han hecho su trabajo aparentemente sin afectar a la actividad. Falta un último esfuerzo. Es poco, pero ha retrasado la esperada bajada de los tipos y eso es mucho.
Nos queda el crecimiento, que es el mejor argumento para lo de la ‘moto’. Crecemos más que nadie en Europa y nos pavoneamos de ello. Es cierto, pero solo si nos fijamos en los últimos ejercicios. Porque si nos vamos un poco más atrás, por ejemplo al momento del ascenso a la presidencia del Pedro Sánchez, la cosa cambia mucho. El crecimiento español entre 2019 y 2024 ha sido de solo el 0,7%. ¿Cuántos países tenemos por delante? Pregunta de respuesta sencilla: a todos, a los 26 miembros restantes de la UE. La lista la encabeza Irlanda y, ¡oh sorpresa!, la cierra España justo por detrás de antiguas fortalezas como Francia (3%), Italia (2,2%) y Alemania (1,2%). Como verá ni crecemos mucho ni crecemos más que los demás. Y los datos plantean dudas sobre el futuro inmediato de la Unión Europea o, cuando menos, de los países que la lideraban. Un motivo más que suficiente de preocupación continental y un motivo menos de satisfacción nacional. Las cosas hay que verlas en perspectiva.