Alberto Pérez Giménez-Vozpópuli

A 72 horas de las elecciones municipales y autonómicas del 28-M los escándalos que acorralan al PSOE parecen multiplicarse sin solución de continuidad. Cuando no se habían recuperado de la excarcelación y rebajas de penas de más de mil violadores, llegaron los 44 etarras en las listas de Bildu, sus socios en muchas leyes incluidos los Presupuestos.

Ahora, las siglas del PSOE aparecen implicadas en la compra de votos por correo, desde Melilla –con sus socios de Gobierno de Coalición por Melilla de Mustafá Aberchán, el médico criado con mimo por el régimen de Marruecos- a Mojácar, la tierra donde veraneaba Pedro Sánchez y donde dos de sus candidatos en las listas han sido detenidos por la Policía en la investigación de una trama de compra de votos a cambio de dinero y la promesa de un empleo municipal.

El PSOE es reincidente en Almería: en Carboneras, a solo 23 kilómetros de Mojácar, el entonces alcalde socialista Cristóbal Fernández y su hermana y también edil, Rosario Fernández, tuvieron que dimitir en 2006 para cumplir la condena a seis meses de inhabilitación por un delito electoral. Ambos fueron indultados por Zapatero…

¿Se imaginan lo que estaría sucediendo a 72 horas de la cita con las urnas si los detenidos en Mojácar hubieran sido del PP?¿Cómo dispararían los cañones mediáticos ‘amigos’?

El escándalo de la compra de votos por correo en Mojácar y Melilla siembra una sombra de duda muy perniciosa para el cierre de una campaña marcada por las catastróficas desdichas de imagen que han ido machacando a las siglas socialistas. Que las encuestas aún sitúen al PSOE en posición de luchar los gobiernos de varias comunidades y ciudades demuestra dos cosas: la solidez del partido por encima del desgaste que le ha procurado en cinco años de Gobierno el sanchismo y, por otra, que en este país, muchos millones de personas votan «a los suyos»… hagan lo que hagan.

Porque, ¿se imaginan lo que estaría sucediendo a 72 horas de la cita con las urnas si los detenidos en Mojácar hubieran sido del PP?¿Cómo estarían los cañones mediáticos ‘amigos’ disparando si fueran los socios de los populares, no digamos si fuera Vox, quienes estuvieran implicados en el intento de compra masiva de votos en Melilla?

Es más, ¿qué estarían diciendo desde la oposición la izquierda y la extrema izquierda si, a esas detenciones y esos intentos de fraude, se suma que el Gobierno ha ocupado con gente de su confianza y con el CEO del principal grupo mediático amigo –PRISA- la empresa público-privada encargada del recuento de los datos de las elecciones la noche del domingo?

Al escándalo de Melilla y Mojácar se suman los precedentes de Sánchez con la urna escondida en Ferraz , la ‘ocupación’ de Indra y la colocación de su amigo íntimo al frente de Correos

qué estarían pidiendo los mismos que ahora callan -¿verdad Errejón, Baldoví, Sabánés, que compartieron acto y plataforma con Aberchán?- si al frente de Correos estuviera un íntimo amigo del presidente cuyo mérito ha sido ser su jefe de Gabinete y acompañar en su gira por toda España al candidato defenestrado por su propio partido para reconquistar el poder.

Defenestrado, entre otras cosas, porque –recordemos- a Pedro Sánchez le pillaron intentando meter votos en una urna tras una cortina en la noche el que el PSOE se rebeló contra su secretario general. De aquellos polvos…

Si en vez de Pedro Sánchez y el PSOE, con sus socios, en Moncloa estuviera Alberto Núñez-Feijóo, el PP y Vox, que nadie dude que –a estas horas, a 72 de la cita con las urnas- el proceso electoral estaría completamente cuestionado, se hablaría de corrupción, por las redes comenzaría el ‘pásalo’ y algunas personalidades, hoy calladas como tumbas, hablarían de golpe de Estado.

En vez de eso, hoy se está dejando actuar a la justicia y desde los principales medios del centroderecha se está poniendo el foco en que nuestra democracia funciona, que la Policía ha frenado el intento de compra de votos en Melilla y en Mojácar y que Indra solo procesa los votos que certifican los interventores de los partidos en cada mesa electoral. Y que, eso sí, nadie se quede en casa este 28-M. No hace falta más.