Tonia Etxarri-El Correo

Sin disimulo. Pedro Sánchez, con el cambio de calendario del día en que se reunirá el Consejo de Ministros, no solo controlará la agenda política de la semana (los martes en lugar de los viernes), sino que atará en corto las sesiones de control parlamentario. Precisamente para eso: para minimizar el margen de maniobra de la oposición cuando le pida cuentas al Gobierno. Si se siguen celebrando las reuniones de la Mesa del Congreso para clasificar las preguntas e iniciativas los martes, los ministros estarán reunidos. El protagonismo de la oposición, sin duda, estará, pues, compartido y/o eclipsado por el Consejo de Ministros. El afán de Sánchez por controlar todos los resortes institucionales no tiene límite. Confirmado el socialista Tezanos al frente del CIS, el nuevo Gobierno sigue cautivo de los planes secesionistas catalanes. Hay que mimar a Torra. Esa es, hoy por hoy, la idea fuerza en La Moncloa. Hasta que caiga. Los primeros movimientos de Sánchez legitimando al presidente ‘inhabilitado’ al reconocerlo como interlocutor confirman su desprecio hacia la Junta Electoral Central. Y, de paso, hacia el Tribunal Supremo, que avaló la semana pasada la decisión de retirarle el acta de diputado por estar condenado por desobediencia. La pena se la impuso el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Y la Junta Electoral Central se limitó a aplicar la Loreg. Pero hay que apaciguar a Torra para que no le dé por convocar elecciones autonómicas antes de que Junqueras siga marcando sus tiempos.

La oposición asiste, con cierta sensación de impotencia, al espectáculo que ellos denominan de «pulsión autoritaria» de Sánchez. Pero empiezan a percatarse de la inutilidad de su recorrido melancólico por el archivo. Si Sánchez es capaz de sostener hoy lo contrario de lo que dijo ayer resulta inquietante ver a un Iglesias domesticado dando la bienvenida a la fiscal general de quien dijo hace meses que, por sus amistades, no merecía siquiera estar en política. ¿Y si las grandes reformas pasan por saltarse la ley? Sánchez está rodeado de algunos ministros y socios que solo creen en ‘sus’ leyes. Que no les gusta la democracia representativa. ¿Van a intentar modificar la Constitución desde las reformas de los Estatutos autonómicos? No se puede. Alberto López Basaguren, el jurista designado por el PSE para articular la base del nuevo Estatuto, lo advierte. Pero como este Gobierno se estrenó amparado por un coro que le jaleaba cantando «Sí se puede·… vayan ustedes a saber.