«Patxi López tiene que saber que la Historia le ha puesto ahí para traer la paz», dice Eguiguren, reclamando que «se comience a hacer política», que para él sería introducirse con entusiasmo en la esencia de nuestra historia y aceptar su culminación postrera, el arreglo permanente. La Historia vasca busca la paz, y ésta sólo se descubre en el arreglo, no en la ley.
La frase es de Jesús Eguiguren: «Patxi López tiene que saber que la Historia le ha puesto ahí para traer la paz». Es una formulación que revela más del personaje y de su pensamiento que todo el resto de sus opiniones. Verán por qué.
El uso argumentativo de la Historia como si ésta fuera un sujeto agente dotado de un sentido concreto en su devenir nos remite de inmediato a la filosofía hegeliana. Pues Hegel y sus seguidores han creído que la historia universal no era sino un proceso de manifestación progresiva del Espíritu (una teofanía), un proceso que poseía un sentido inmanente, sentido que la razón humana era capaz de descubrir en sí misma. La Historia no era sino el despliegue progresivo y dialéctico de la Razón a lomos de unos personajes humanos que normalmente ignoraban su propio destino.
Pues bien, Eguiguren cree que existe un agente llamado Historia y que esta historia, aunque sea un su versión local y pequeñita vasca, tiene una finalidad: es ella quien ha puesto ahí a López para que haga algo, aunque éste no lo sabe todavía. Esa historia vasca, la de los últimos 200 años, no es para Eguiguren sino el constante extravío de los vascos en su empeño por pasar de una comunidad propia del antiguo régimen a una sociedad moderna en que el particularismo pueda sobrevivir dentro del universalismo. Es la historia de un fracaso reiterado que sólo podrá ser superado a través de un arreglo o pacto ambiguo, del cual lo importante no es tanto su contenido como su condición acordada. La Historia vasca busca la paz, y ésta sólo se descubre en el arreglo, no en la ley (ésta sería en el fondo la mayor excepcionalidad de la sociedad vasca por respecto a otras).
Por eso es por lo que nuestro Hegel local recuerda al Gobierno la necesidad de preparar el arreglo: porque debe cumplir su papel partero en la Historia. Esto es lo que quiere decir cuando reclama que «se comience a hacer política»: hacer política es algo diverso de hacer cumplir la ley, o de hacer leyes, es algo que está en otro plano, es introducirse con entusiasmo en la esencia de nuestra historia y aceptar su culminación postrera, el arreglo permanente.
Bertrand Russell siempre ironizó a cuenta de la Historia de Hegel: ¿No era sospechosa una historia universal que culminaba precisamente en el Estado alemán que el Hegel en carne y hueso deseaba? Tantas vueltas por el universo � ¿para finalmente coincidir con los deseos concretos del filósofo? Pues eso: ¿No estará nuestro intérprete local del espíritu de la historia vasca incurriendo en la misma confusión, la de tomar por sentido y fin obligado de nuestra Historia lo que no es sino su querencia personal?
José María Ruiz Soroa, EL CORREO, 15/9/2010