Bueno, pues ya tenemos un Gobierno ma  non troppo, un cogollito de excrecencias, lo peor de lo peor arracimado en torno a Pedro Sánchez. Algunos habíamos llegado a creer que el Ejecutivo se ajustaría en cinco miembros, aunque solo fuese por vergüenza comparativa con todos los Gobiernos que ha habido antes y por lo que se estila en Europa en tiempos de crisis, pero aquí también se ve que Sánchez es un tipo sin complejos. ¿Menos ministros?¿Por qué, si puede saberse?

Los socialistas han hecho suyo el juramento de Escarlata O’Hara, “A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre” y lo observan rigurosamente. Lo más destacado del Gobierno ha sido el hallazgo del Tres en uno, en la persona de Félix Bolaños, que nos ha salido uno y trino, síntesis de los tres poderes del Estado en sus tres cargos: ministro de la Presidencia, de Justicia y de Relaciones con las Cortes. Entre lo peor que se incorpora cabe destacar al macarra de Oscar Puente, la amenaza de Mónica García y la extravagancia de Sira Rego, simpatizante del terrorismo de Hamás. Uno lamenta mucho lo de Mema, porque ya no nos dará aquellas sesiones de los jueves en la Asamblea de Vallecas, dando en cada una gran ocasión de lucimiento a Ayuso. La seguirá pifiando, pero en otra parte; ya no será lo mismo.

Se van las dos inutilidades mayores del Gabinete, las niñas del resplandor, pero sigue Marlasca. Isabel Rodríguez deja la portavocía, pero se reencarna en Vivienda.

La ministra de Igualdad vestía para su adiós una discreta camiseta blanca con un bordado en el pecho que rezaba: “Confía coño”. Uno no sabe si el coño es una interjección que remata el vocativo, aunque en tal caso debería ir precedida por una coma: “confía, coño”, pero tampoco es cosa de escandalizarse por una insuficiencia sintáctica de esta criatura, tan ayuna de casi todo, tan sobrada de ignorancia. Uno comprende que esta menguada invoque el coño después de aquella apreciación que le hizo un periodista majadero: “Tienes un coño como esta mesa de grande”. A ella debió de complacerle la observación a juzgar por sus palabras de agradecimiento: “Es un piropo muy bonito”, dijo entornando pudorosamente los ojitos.

Irene, la marquesa de la Mesa, ha acusado al presidente del Gobierno de echar a Podemos fuera del Ejecutivo. «Sánchez nos echa del Gobierno por hacer lo que dijimos que haríamos». Advirtió a su sucesora que tenga cuidado con los amigos de 40 y 50 años del presidente. Y con los de cualquier otra edad debería haber advertido.

El caso es que ya están fuera y esta es una prueba, por si hiciese falta, de la inutilidad política del novio de Irene. Él fue el head hunter que propuso a Yolanda Díaz para sucederlo. Ellos han abierto la puerta a su defenestración con su voto afirmativo a la investidura. Belarra insistía con un suave roznido: “nos echan, pero no nos vamos”. Al Grupo Mixto, quiere decir. O sea que van a cobrar menos y no van a intervenir en los plenos. Qué brillantes estrategas, coño.