Luis Ventoso-ABC
- La única alternativa de Sánchez provoca daños colaterales
El gran Sánchez afronta el Covid con un planteamiento binario: o confino, o me lavo las manos. Confinar es lo fácil. Sobre todo si lo ordenas saltándote el cauce jurídico que requiere una medida tan dura, como ha sucedido con la chapuza legal de Illa y Simón en Madrid, tumbada con toda lógica por el Tribunal Superior. La apuesta por los cierres que hacen Sánchez y otros muchos gobernantes omite un factor clave: los confinamientos generan severos daños colaterales. Se paga un precio muy alto, económico, pero también sanitario. Por eso resulta muy interesante leer la propuesta alternativa que han firmado tres epidemiólogos de Harvard, Oxford y Stanford, rubricada ya por 4.600 científicos y 8.600 médicos de todo el planeta.
El manifiesto se llama Declaración de Great Barrington, por el pueblo de Massachusetts donde se firmó. Y lo que viene a decir es que mientras no llegue la vacuna, las actuales políticas de confinamiento hacen a la postre más daño que bien. De entrada se paga un gran peaje sanitario: cae la vacunación infantil, empeora el tratamiento de los enfermos de corazón y cáncer -por ejemplo se realizan menos escáneres- y con los encierros han aumentado los problemas de salud mental. Los confinamientos, vaticinan, provocarán un exceso de mortalidad en años venideros. Además, añado de mi cosecha, existe un precio económico (los negocios minoristas se ven arrasados y se ha cegado la demanda); y también un precio social, pues el ser humano necesita relacionarse.
¿Cuál es entonces su propuesta? Pues proteger a tope a los más vulnerables, los mayores y quienes ya padecen otras patologías, y dejar que el resto de la población continúe con su vida normal. Al tiempo, confían en que se vaya alcanzando de manera natural una inmunidad de grupo. Eso sí, todo con medidas de protección, como lavarse bien las manos y retirarte a casa en cuanto te sientas mal. Y por supuesto, defendiendo a los más amenazados con test masivos y buen uso de la data.
Destacan que el riesgo del coronavirus es mil veces mayor para los más mayores y las personas enfermas. Para los niños, sin embargo, «resulta más peligrosa la gripe». Comparado con el grupo de edad de 18 a 29 años, el riesgo de muerte por Covid entre los de 65 a 74 es 90 veces mayor, y entre los de 75 a 84, 220 veces mayor.
Los autores aclaran que entre los firmantes del manifiesto hay científicos de izquierdas y de derechas y de todo el mundo. De hecho sostienen que los confinamientos, que tanto gustan a nuestro Gobierno «progresista», «causarán un daño irreparable especialmente a los menos privilegiados». Abogan por la enseñanza presencial («privar de ella a los estudiantes es una grave injusticia») e incluso por reabrir los espectáculos y citas deportivas. Eso sí, con la debida cautela para las personas de riesgo. «Es hora de ser más inteligentes», demandan.
Un planteamiento audaz. Tal vez temerario. O tal vez no. Pero que al menos debería ser sopesado, porque lo que estamos haciendo hasta ahora se parece a apagar una llama con un incendio. ¿Podrán los países soportar que se continúe bloqueando la vida normal hasta que llegue la vacuna? Buen debate. Lástima que en España no esté de moda pensar.