Consecuencias del caso Bolinaga

Editorial, ABC, 14/9/12

El manual de instrucciones ya está escrito para que otros presos etarras enfermos agraven su salud ayunando y logren que el Estado responda, hipnotizado, con el mantra de la dignidad humana

ETA y su entramado político celebran la excarcelación del etarra Bolinaga como un nuevo éxito estratégico en el debilitamiento de las estructuras legales de la lucha antiterrorista, que lo suman a las sentencias del Tribunal Constitucional sobre Bildu y Sortu y, por ahora, a la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la «doctrina Parot». Conviene que se haga este recuento de daños en el equipo legal del Estado contra ETA para valorar si sus instituciones están en condiciones de mantener la máxima firmeza contra los terroristas en lo que estos han anunciado como el cese definitivo de su violencia. El previsible éxito electoral de la nueva marca proetarra en las elecciones autonómicas del 21-0 no hará sino confirmar el ciclo alcista de ETA, que, sin entregar una sola bala, avanza políticamente como nunca antes lo había hecho.

Cinco magistrados de la Audiencia Nacional, frente a uno, han decidido en dos sucesivas instancias que el etarra Bolinaga tiene derecho legal a una muerte digna, porque su enfermedad es irreversible y porque la legislación penitenciaria prevé la excarcelación en estos casos. Estas decisiones judiciales presentan serias dudas jurídicas y médicas, expuestas por el fiscal de la Audiencia Nacional en su recurso de apelación contra el auto del juez Castro, y por la médica forense de ese tribunal, quien ha insistido —predicando en el desierto— en que Bolinaga tiene muy mala evolución a largo plazo, pero no se encuentra en situación terminal. Sea cual sea la razón por la que el tribunal ha desoído a la médica forense de la Audiencia, el manual de instrucciones ya está escrito para que otros presos etarras enfermos agraven su estado con una huelga de hambre y logren que el Estado responda, hipnotizado, con el mantra de la dignidad humana y la grandeza del Estado, que lo mismo sirve para el chantaje de De Juana que para el de Bolinaga.

Por otro lado, una cosa es que Bolinaga salga de prisión para ser tratado en un centro hospitalario, lo que ya está sucediendo, y otra muy distinta es que su enfermedad se convierta en una especie de indulto encubierto para que viva con total libertad. Las limitaciones impuestas al etarra para que no participe en actos proetarras son puro voluntarismo, desde el momento en que la izquierda batasuna sabe bien, gracias a la doctrina del Tribunal Constitucional, cómo apoyar a ETA sin que se note; y porque difícilmente va a ser encarcelado por quebrantamiento de esas medidas el mismo etarra que, pese a haber asesinado a tres guardias civiles y secuestrado a Ortega Lara, es puesto en libertad, en la calle, para oprobio de las víctimas y el desconcierto general de los ciudadanos, que es difícil que entiendan este embrollo y su resultado final. Lo que mal empieza mal acaba.

Editorial, ABC, 14/9/12