Miquel Giménez-Vozpópuli

  • Vivimos en un país en el que llamar Flipy a un artista es más grave que hija de puta a un cargo elegido democráticamente

Es para ciscarse en el fielato, para descuajeringarse por la trompa de Eustaquio, para echar una majá en un campo de pepinos, para columpiar el tamarindo en el sofá de la suegra, en fin, y dejándonos ya de sutilezas, para cagarse la pata abajo por los Albas. Esos nuevos burots de la moral y lo políticamente correcto, que tienen siempre dispuesta la barrera para impedirnos circular libremente por las vías de la palabra por considerarnos fachas, mientras que los suyos encuentran en todo momento el camino expedito, me producen mucha pereza.

Como el mejor fraile del convento es Fray Ejemplo, he aquí dos sucedidos. Un líder del taxi en Cataluña, Tito Álvarez, espeta esta lindeza, textual: “Los compañeros de Madrid están sufriendo mucho, porque tienen de presidenta a una puta, terrorista, hija de puta”. Veníamos del escrache sufrido por Ayuso en la Complutense, perfectamente válido según el ministro de universidades, donde se vertió toda la porquería que albergan sus cabezas dolicocéfalas encima de la política del PP, y el tal Tito insiste. Pero no pasa nada, es libertad de expresión, ¡ah, amigo!, y ejercida por un líder sindical, raza de ángeles sublimes ajenos a las salpicaduras del barro mortal.

En paralelo, las redes sociales rogelias proceden al rutinario fusilamiento al amanecer, esta vez con Pablo Motos. Al hombre se le ocurrió llamar Flipy, que no friki, japonés a un quídam en la sección de Pilar Rubio en su popularísimo “El Hormiguero”. La cosa fue así: Pilar Rubio destacaba la manera de vestir- ahora se llama outfit – de un señor llamado J-Hope, de nombre popio Jung Ho-Seek y a la sazón líder de un grupo coreano llamado BTS. A Motos, como a la mayoría de ustedes o de servidor, el tipo no le sonaba de nada y se refirió al cantante como “el Flipy japonés”, que no friki, acusadores de caletre tamaño bonsái.

Que si Pablo es un ignorante, que si eso es racismo, que si ha de disculparse y, consecuencia y destino lógico de todo este albañal, que Pablo es un facha muy re facha

Lo de Flipy venía de un viejo conocido de la afición de Motos y que se parece mucho al tal J-Hope. Pues no vean como se ha puesto la muchachada. Que si Pablo es un ignorante, que si eso es racismo, que si ha de disculparse y, consecuencia y destino lógico de todo este albañal, que Pablo es un facha muy re facha. Y ahí se han quedado los fans de este cantante al que, si tuviésemos que hacerles caso, deberíamos reverenciar como al descubridor de la penicilina.

La diferencia es notabilísima. El del taxi es de izquierdas moradas y Motos, no. Motos es un profesional como la catedral de Burgos que igual te entrevista a uno de Podemos que a Santi Abascal porque lo suyo no es el panfleto sino la televisión y los programas de entretenimiento. Precisamente por eso, porque Motos no dice empoderamiento cada dos frases, no habla gentrificación, no se refiere a sí mismo en femenino, no adula a diario a Irene Montero – con la que se las tuvo tiesas no hace mucho – y es un hombre libre no debe permitírsele que exprese en tono divertido una opinión. De hecho, mejor que se calle. Pero llamarle puta a un cargo electo, ah, eso sí porque se trata de Ayuso, una terrorista. ¡Terrorista, dicen los seguidores del hijo del terrorista, del que hablaba de salir por la noche a cazar fascistas, del que dijo que fusilaban a los líderes del PP tampoco pasaría nada, del que hablaba de guillotinas, del que quería azotar hasta hacer sangrar a Mariló Montero, del que se iba a refrescar al baño!

Nada, Giménez, córtate, córtate

Comprendan que estoy conteniéndome para no hacer un uso liberal del siempre recio vocabulario español y decir lo que en estos momentos tengo en la punta de la lengua. Pero ustedes mismos pueden imaginárselo porque seguro que están pensando en los mismos vocablos que servidor. O quizás más fuertes, que ya nos conocemos. Nada, Giménez, córtate, córtate.