Crisis de la ponencia

EL CORREO 10/09/13
FLORENCIO DOMÍNGUEZ

Desde los tiempos de la reinserción de los miembros de ETA político-militar, cientos de antiguos etarras han abandonado el camino de la violencia gracias a lo cual pudieron salir de la cárcel de manera anticipada o regresar a su casa y reanudar su vida en paz. El listón que se les puso para beneficiarse de la generosidad de las instituciones no estaba muy alto.
Era suficiente con renunciar a continuar con la violencia. Ante el acoso de un terrorismo potente, los poderes públicos pensaron que cualquier cosa era suficiente, aunque fuera poco, si le restaba a ETA algunos militantes, que generalmente estaban en la cárcel, y erosionaba algo su apoyo social.
De los muchos etarras que se desvincularon a lo largo del tiempo sólo unos pocos, muy pocos, hicieron una autocrítica sincera de su pasado que incluyera un rechazo retrospectivo de la violencia practicada. La gran mayoría, en cambio, pensó que la violencia estaba justificada hasta el día en que ellos personalmente decidieron dejarla.
De esa forma eludían tener que enfrentarse al problema de revisar su trayectoria personal y la de ETA como grupo, porque entendían que andar con las armas en la mano fue una decisión acertada hasta el día en que las dejaron. Para unos, el terrorismo se justificó hasta la llegada de la democracia. Para otros, hasta mediados de los años ochenta. Otros ponen la fecha una década más tarde. Depende del momento en que cada uno de ellos tomara la decisión de dejarlo.
Esta es la actitud que impregna al conjunto de la izquierda abertzale, que considera que el terrorismo ha sido un acierto hasta el día en que ETA anunció que renunciaba a la violencia. Lo afirma ETA en su último documento de debate interno: «Podemos decir orgullosos pero humildes que los logros que hemos acumulado los hemos podido alcanzar gracias a la estrategia político-militar».
Por eso, en la lógica de ETA y la izquierda abertzale no hay lugar para hacer una autocrítica por su pasado terrorista, para reconocer, como apuntaba ayer en EL CORREO Itxaso Atutxa, presidenta del PNV vizcaíno, que matar estuvo mal. No solo no rechazan el pasado, sino que están orgullosos de él y lo manifiestan de muchas maneras, una de ellas homenajeando a los etarras.
La ponencia de paz creada en el Parlamento vasco ha entrado en crisis porque el PNV y el PSE, que comparten más valores que los que cualquiera de ellos pueda tener en común con Bildu, discrepan sobre el nivel de exigencia que hay que plantearle a la izquierda abertzale, una izquierda abertzale que quiere convertir la ponencia en la «mesa de negociación técnica» que ETA no ha conseguido poner en marcha en Noruega.
Por eso, la agenda planteada para la ponencia por EH Bildu se centra en presos, huidos y retirada de las FSE, el mismo paquete negociador que se había reservado a ETA en el modelo de Aiete.