EL MUNDO – 18/02/16
· El acuerdo prevé cambiar la ley para expulsar a los cargos públicos que vayan a ser juzgados e impedir el aforamiento en casos como el de Barberá «No hay obstáculos insalvables», dicen.
Más cerca que ayer, pero menos que mañana. Así está la negociación para un acuerdo de legislatura entre el PSOE y Ciudadanos. «Hay avances significativos», es el balance que hacen desde ambas formaciones, que ayer llegaron a compromisos en materia de lucha contra la corrupción para que, entre otros puntos, no haya imputados en las listas de los partidos o entre los cargos públicos; o que estos sean destituidos automáticamente si son llamados a juicio oral o suspendidos si son diputados, senadores o concejales.
Un consenso que, además, incluyó un mensaje de Ciudadanos hacia Mariano Rajoy y el PP, en caso de que Pedro Sánchez no saque adelante su investidura como presidente: «Dudo que Rajoy pueda tener más apoyos de los que reunió cuando declinó. Lo único que habrá pasado es que le habrán estallado dos o tres casos más de corrupción». Aún quedan asperezas por limar en materia de relaciones laborales, impuestos o reforma de la Administración, pero el mensaje es claro: «No hay ningún obstáculo insalvable», dijeron tanto el PSOE como C’s tras la reunión.
PSOE y Ciudadanos están inmersos en una cuenta atrás para la gobernabilidad, con un amplio consenso en la lucha contra la corrupción y el «capitalismo de amiguetes», como lo define Ciudadanos, que implica la despolitización de la Justicia y los órganos reguladores. Los dos partidos se dan una semana de plazo para determinar si los puntos donde «aún» no hay consenso impiden un acuerdo global. «Si en algunas de las partes fundamentales no estamos de acuerdo, de poco servirán los puntos comunes parciales que se hayan alcanzado», explicó José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos y jefe de Gabinete de Albert Rivera. Por eso, para tratar de eliminar las piedras que hay en el camino, mañana se producirá la cuarta reunión pública entre los equipos negociadores y durante las próximas 48 horas proseguirán los encuentros sectoriales y bilaterales de trabajo.
En todo caso, el ambiente en ambos partidos tras la cita de ayer era de «optimismo». El resumen bien podría ser: avances significativos y desencuentros superables. «Alguna diferencia y ninguna insuperable», sintetizó Antonio Hernando, portavoz del PSOE en el Congreso. Al menos, a día de ayer.
La piedra angular de un posible acuerdo de legislatura pivota en torno a la regeneración democrática. PSOE y Ciudadanos, con la sombra de la corrupción del PP más presente que nunca con los nuevos casos en Madrid y Valencia, han apostado por evidenciar contundencia en este apartado, buscando trazar una línea en la arena frente al partido de Rajoy. Así, van de la mano en el hecho de que no haya imputados en las listas de los partidos o en cargos públicos. ¿Cómo se hace? Su propuesta se basa en no nombrar con un cargo a nadie imputado y, si se produce la imputación de un diputado o un senador, por ejemplo, se pedirá el acta o se le expulsará del partido. Asimismo, están de acuerdo en cambiar la ley para que los cargos públicos cesen automáticamente si son llamados a juicio oral. Si es un senador, diputado o concejal, se le suspenderá su condición hasta que se resuelva el caso en cuestión.
Otras medidas ya pactadas son limitar los aforamientos de diputados y senadores únicamente a sus funciones políticas y que los casos de corrupción queden fuera de esta protección –como sucede ahora con Rita Barberá gracias a su puesto como senadora–. Asimismo, hay consenso en prohibir los indultos a los condenados por corrupción política, violación de los derechos humanos o violencia contra la mujer.
Siendo la corrupción uno de los ejes clave en todo este proceso de negociaciones, los preacuerdos alcanzados son algo ciertamente incómodo para el PP. Con todo, Ciudadanos, pese a los últimos casos de los populares en Madrid o Valencia, insiste en negociar con el PP, para que se sume al posible acuerdo final PSOE-Ciudadanos, como mínimo con una abstención. «Si al final hay acuerdo, será lo suficientemente moderado en cuanto a políticas económicas y fiscales, e innovador y atractivo en lo social, que el PP tendrá que decidir si se suma a ese acuerdo de cambio tranquilo o se queda al margen. Vamos a tratar de convencerles de que se sumen», desgranó Villegas. «El PP debe participar de este acuerdo. La segunda fase del proceso será instarle a que se sume».
Pero desde Ciudadanos insistieron en separar al PP y a Rajoy. Y, sobre todo, la formación emergente cerró la puerta a apoyar al actual presidente del Gobierno en funciones en caso de que Pedro Sánchez no saque adelante su debate de investidura. «En su momento declinó ser el candidato porque consideraba que no tenía los apoyos suficientes. No sé si valoró la gravedad de ese gesto. Dudo que ahora pueda tener más apoyos de los que tuvo entonces. Lo único que habrá cambiado en el PP es que le habrán estallado dos o tres casos más de corrupción», fue el duro mensaje que lanzó Villegas.
Mientras, Antonio Hernando, portavoz del PSOE, apostó por resaltar las coincidencias con Ciudadanos ahora que el calendario asfixia más, y el partido de Rivera jugó más a templar los ánimos. «Es posible que podamos lograr un acuerdo entre el lunes y el martes», llegó a adelantar Hernando.
En todo caso, los deberes en los próximos días son de economía e impuestos. Las relaciones laborales son un fuerte punto de desencuentro. Ciudadanos apuesta por su contrato único y el PSOE propone tres contratos y la derogación de la reforma laboral del PP.
En materia fiscal, Villegas defendió: «No vamos a aceptar que se sigan subiendo los impuestos a la clase media trabajadora y tampoco vamos a permitir que se creen impuestos nuevos porque siempre acaban pagando los de siempre, la clase media». El PSOE plantea en su documento de negociación una «reforma integral de la tributación de la riqueza».
Un posible obstáculo podría ser también el modelo territorial. Para salvarlo, C’s propone al PSOE respaldar la resolución del Comité Federal socialista celebrado el 28 de diciembre, que dice: «Rechacemos, de manera tajante, cualquier planteamiento que conduzca a romper con nuestro ordenamiento constitucional y que amenace así la convivencia lograda por los españoles durante estos últimos 37 años. La autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento sólo traerán mayor fractura a una sociedad ya de por sí divida. Son innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas».
Las negociaciones avanzan, pero Ciudadanos insiste en que su posición respecto al sentido de su voto a Sánchez no ha variado, que se abstendrán y que no entrarán en el Gobierno. Sin embargo, Hernando expuso que los socialistas están «esperanzados y confiados» en que haya «un acuerdo que permita sumar votos a la investidura de Pedro Sánchez». Esto es, que Ciudadanos vote sí en lugar de abstenerse.
Con todo, el acuerdo PSOE-Ciudadanos no es suficiente para investir a Sánchez. Los 90 diputados socialistas y los 40 naranjas no suman. Por eso, el PSOE insiste en sumar a fuerzas como IU, Compromís o el PNV, frente a los votos en contra de PP y Podemos, además de ERC y DiL. La clave, por tanto, sigue estando en una abstención bien de Podemos, bien del PP.